La jornada de ayer tuvo un sabor muy agridulce para el colectivo de los autónomos. A primera hora de la mañana su indignación era total al haber recibido el recibo de la cuota que pagan a la Seguridad Social (unos 300 euros mensuales en la mayoría de los casos) y no haber demorado el Gobierno este abono como sí sucederá con la de abril. Pero por la tarde se reconocía también su satisfacción tras la aprobación por el Consejo de Ministros de varias medidas que benefician a este colectivo, como la citada moratoria de esas cuotas por seis meses y la que se registrará en el pago de la hipoteca de sus locales y oficinas. Ahora la herida para el sector radica en que no se marca una interrupción similar en los alquileres.

La importancia de este cambio se refleja en la estimación sobre el impacto que la crisis del coronavirus va a tener sobre el colectivo de los autónomos. Tanto el presidente estatal de la patronal ATA, Lorenzo Amor, como su homólogo en UATAE-Balears, Jerónimo Valcarcel, expresaban durante la mañana de ayer el malestar por el cobro de las citadas cuotas en un momento en el que este colectivo esta viendo como sus ingresos son nulos a causa del parón económico, al tiempo que solo pueden acceder a una ayuda de unos 700 euros mensuales por ver detenida su actividad.

30.000 autónomos en peligro

En ese primer momento, este último recordaba que en las islas hay unos 90.000 autónomos, y afirmaba que esta crisis podía dejar por el camino a unos 45.000 al no poder hacer frente a los gastos en un momento en el que sus ingresos han desaparecido. Pero tras conocer las medidas aprobadas ayer por el Gobierno, admitió que esta estimación se ve reducida, y que el peligro se ciñe ahora sobre unos 30.000.

¿Qué ha marcado la diferencia? Para empezar, el aplazamiento de las citadas cuotas durante seis meses, sumado a que se va a poder congelar de momento el pago de la hipoteca de sus locales y que van a poder acceder a sus planes de pensiones sin sufrir ninguna penalización, mejorando así su liquidez. Eso puede salvar a muchos de estos profesionales, se indicó.

Pero en opinión de Valcarcel, quedan aún algunas asignaturas pendientes de importancia. Y una de ellas es que no se ha fijado ninguna moratoria para el pago de los alquileres de esos locales y oficinas, lo que supone un gasto fundamental para los autónomos.

En este sentido, destacó que en las islas el porcentaje de los que no son propietarios de los inmuebles que ocupan, sino solo inquilinos, es altísimo, y recordó además las altas rentas mensuales que se ven obligados a abonar por esos locales, hasta el punto de que en algunas zonas pueden llegar a triplicar el valor de las ayudas que están recibiendo por cese de su actividad.

En Balears hay un segundo punto que Valcarcel consideró fundamental, y es la imposibilidad de que muchos autónomos de temporada accedan a estas ayudas económicas, ya que de momento para recurrir a ellas había que estar dado de alta cuando se decretó el estado de alarma.

Eso supone que muchos de estos profesionales ubicados en zonas turísticas, que estaban a punto de darse de alta ya para iniciar la temporada y que ha habían hecho un gasto de material que van a tener que pagar a sus proveedores, como podría ser el caso de algunas tiendas de souvenirs, ahora se van a encontrar sin poder abrir previsiblemente hasta junio, y sin poder recurrir a la ayuda extraordinaria por haber mantenido paralizada su actividad. Es por ello que desde UATAE se reivindica que este grupo pueda conseguir esa ayuda de unos 700 euros mensuales.

Acceso al crédito

El tercer punto pendiente es que se facilite el acceso a créditos para este grupo profesional, dados los problemas que muchos tienen para obtener financiación por parte de la banca.

De este modo, se reclama que los autónomos tengan facilidades y agilidad a la hora de poder conseguir créditos ICO, con el objetivo de disponer de liquidez para afrontar el actual parón en la economía.

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