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Los mallorquines se confinan en EE UU

Es el país donde más se ha extendido el virus - Los ciudadanos de la isla que viven allí afirman que están tranquilos, pero temen un contagio masivo

Imagen de una calle desierta de gente en la ciudad de Manhattan. A la derecha, Jaume Moyà.

Estados Unidos se ha convertido ya en el país donde más casos de coronavirus se han diagnosticado, muy por encima de China y de Europa, y eso que todavía se está muy lejos de alcanzar el pico del contagio. Con una población que supera los 300 millones de personas, los expertos prevén que el virus se va a extender con mucha facilidad y provocará, al igual que ha pasado en otros países, miles de víctimas. Y frente a esta situación de emergencia las autoridades norteamericanas han adoptado las mismas medidas de seguridad que se acordaron en otros países, como es el cierre de la mayor parte de los negocios, y el confinamiento de la población en sus domicilios.

Y entre los ciudadanos que afrontan esta situación en Estados Unidos hay varios residentes mallorquines, que viven en distintos estados, pero todos ellos están adoptando las mismas medidas de seguridad para evitar contagiarse. Es el caso de Jaume Moyá. Este ingeniero mallorquín no ha dejado de trabajar, pese al contagio del virus. Es especialista en climatización y realiza inspecciones en rascacielos. Su sector continúa activo. Desde el lugar donde trabaja solo observa calles vacías. De vez en cuando pasan camiones de reparto o coches de policía. Este joven de Binissalem reconoce que "estoy notando que la gente está tranquila", porque al igual que en Europa se cumplen las recomendaciones de los expertos, como es el uso de guantes y mascarilla, así como mantener la distancia de seguridad. Jaume Moyá vive solo, pero mantiene un contacto diario con su familia de Mallorca. Desde la lejanía de Estados Unidos quiere lanzar un mensaje de tranquilidad para que llegue a Mallorca. "Todo esto pasará rápido", asegura el ingeniero, que cree que la izquierda liberal de EE UU pretende que haya una crisis económica para aprovecharse de ella y así derrotar al presidente. Sin embargo, recuerda que Trump ha lanzado un paquete financiero de rescate para mantener la estabilidad de la economía, de dos billones de dólares.

Aina Orell es estudiante y vive en el estado de Colorado. Realiza una tesis en la universidad norteamericana sobre sostenibilidad y recursos naturales. Lleva poco tiempo en EE UU, pero le ha tocado estos días en los que se ve obligada a vivir confinada con sus compañeros de casa. Procura levantarse pronto para acudir a comprar, porque antes de que se declarara la alarma, al igual que pasó en España, mucha gente quiso hacer acopio de alimentos y los comercios de comida se vaciaron. Afirma que ha seguido desde la distancia las medidas que se adoptaron en España y que la única diferencia con Colorado es que allí a la población "le permiten salir a correr y a hacer deporte en la calle, e incluso realizar excursiones". También describe que las calles de su barrio están vacías y que nota que los habitantes son conscientes del peligro que representa el contagio masivo de coronavirus. Se da la circunstancia que uno de sus compañeros con los que vive es enfermero y le ha contado que en los hospitales de la zona, igual que ha ocurrido en España, existen problemas de suministro de material de seguridad. De hecho, los sanitarios están utilizando este material de un único uso durante toda la jornada, debido a que no pueden cambiarse y se ven obligados a reutilizarlo.

Al igual que lo cree mucha gente, Aina Orell está segura de que "lo peor está por llegar". Aun así, ella está tranquila, aunque le preocupa la incertidumbre que está produciendo esta situación de emergencia sanitaria.

En Nueva York

Y mientras el coronavirus se extiende, el profesor mallorquín Antoni Pizá se mantiene recluido en su casa de Nueva York, una de las ciudades más infectadas. Da clases de música en la Universidad, pero ya hace dos semanas que todos los centros de enseñanza se cerraron, al igual que los bares y restaurantes. En la ciudad solo siguen abiertas las farmacias y los comercios de alimentos, aunque también, según explica Antoni Pizá, el metro, los autobuses y los taxis continúan circulando, porque muchas empresas siguen trabajando. El músico mallorquín también está al día de la situación que se vive en España, tras la declaración de la crisis sanitaria, que se podría asemejar a lo que está ocurriendo en Estados Unidos, con la diferencia de que el contagio en este país será mucho mayor, ya que tiene mucha más población. Afirma que a diferencia de otras crisis graves que se han producido en Nueva York o en otras ciudades de Estados Unidos, como por ejemplo los atentados del 11-S, ahora "no hay escapatoria, porque no hay ningún sitio donde puedas esconderte, porque casi todos los países están contaminados". Pizá está convencido de que las cifras de contagio van a ir en aumento, por lo que considera que es muy necesario que la población cumpla con las medidas de seguridad que se han impuesto y que es mejor no salir a la calle para no arriesgarse. A pesar de los días tan complicados que se están viviendo, el profesor de música quiere lanzar un mensaje de optimismo, porque cree que de esta situación se va a salir, al igual que se han superado otras crisis que se han producido con anterioridad.

El profesor mallorquín, que también está en contacto diario con su familia en España, está convencido de que en estos momentos no hay más remedio que confinarse en casa para detener esta pandemia, pero teme que las cifras de infectados vayan en aumento día a día. Reconoce que muchas de las personas que están contagiadas no acuden a los centros médicos para no quedar estigmatizados y aclara que, pese a que en Estados Unida no existe la sanidad pública como en España, los hospitales están obligados a atender a todos los enfermos que entren por urgencias. "Después te pasan la factura", señala.

Nataliel González es un periodista que ha vivido casi toda su vida en Mallorca y que ahora reside en el estado de Texas, donde trabaja en un periódico local. Su ciudad se encuentra cerca de la frontera con México. Es un sitio donde apenas ha llegado el coronavirus, pero se sabe que pronto se extendrá el contagio, ya que se están dando algunos casos, y las cifras de enfermos se están duplicando día a día.

Y aunque los contagios van en aumento, el periodista mallorquín explica que "en Texas no existe mucha conciencia de la gravedad de la situación". Detalla que el estado ha declarado la emergencia sanitaria, pero después las medidas concretas las acuerdan los condados. En la zona donde reside se permite prácticamente la misma actividad, aunque sea reducida, e incluso "siguen abiertos los restaurantes de comida rápida". También se permite que sigan funcionando las empresas, aunque las trabajadoras de los comercios de comestibles llevan prendas de protección para no contagiarse.

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