El Día Mundial del Teatro coincide, hoy, con las excepcionales circunstancias del confinamiento: toda la actividad escénica cancelada. Marzo llegaba con estrenos como Clitemnestra, la producción del Principal que dirige Agustí Villaronga; Qué quieres saber, de Diego Ingold; y en abril arrancaba L'odisea d'Ulisses Centelles, el nuevo espectáculo infantil de Teatre de la Sargantana. Como respuesta a la situación, han surgido multitud de propuestos de teatro para ver a través de las pantallas.

La agenda de la actriz Esther López -como la de la mayoría de los profesionales del sector-, que tenía un marzo lleno de bolos con varias piezas de La Calòrica, se ha congelado: "Solo espero que cuando esto acabe la gente tenga muchas ganas de ir al teatro", señala. A su parecer, todas las iniciativas que han surgido de teatro online son positivas: "Creo que estamos reivindicando el teatro desde el minuto cero. La gente ha respondido bien a las propuestas porque tiene necesidad de ello, y el teatro es muy enriquecedor. Aunque es cierto que el teatro visto desde una pantalla no tiene la misma fuerza", advierte, "no sé de qué otra manera podríamos reivindicarlo". La cuestión es, ahora, encontrar una manera de hacer pagar por este contenido.

Ingold no ve tan claro que esto sea positivo: "Hay gente que está intentando encontrar la manera de hacer pagar por el teatro online y dignificar nuestro trabajo, pero si invertimos tiempo en una plataforma así le estamos diciendo a la gente que no hace falta sentarse en una butaca y verlo en directo", manifiesta, y considera que "el teatro no está hecho para verse grabado". No obstante, comprende que algunos de sus compañeros hayan decidido abrir sus propuestas al mundo online, ya que sirve para darse a conocer y mostrar las obras. En la opinión de Ingold, ahora es un buen momento para pensar y ampliar las conexiones entre artistas.

Para la actriz y dramaturga Aina de Cos, que participaba con una pieza en la última edición del Teatre de Barra, suspendida hasta nueva orden, una buena manera de celebrar el teatro es aprovechar esta situación para crear y escribir: "Estamos viviendo un momento muy especial que, si consigues desconectar de las redes y las noticias, se puede invertir en el diseño de nuevas propuestas".

"Las personas necesitamos estar en contacto entre nosotros, y el teatro ofrece esto", apunta un esperanzador Carles Molinet, aunque le duele "cancelar lo cancelado": "Programar no tiene sentido porque no sabemos cuánto durará esto". Sobre las iniciativas online, ve la necesidad de apostar por propuestas dirigidas a los más pequeños, y que no sean todas desde una perspectiva adulta.

Y de la reivindicación, a la paciencia, la desilusión y el desamparo. "Estábamos muy ilusionados con el estreno de Clitemnestra. Recuperaremos la obra, pero no sabemos cuándo. Hacer planes es absurdo porque todo cambia cada día", señala Agustí Villaronga, que recomienda que hay que "armarse de paciencia" y esperar a que todo esto pase.