El avión ruso que el lunes tiene previsto llegar a Palma con dieciocho toneladas de material sanitario aterrizó ayer a Shanghai procedente de Kuala Lumpur, Malasia, y superó la aduana. Sin embargo, este material contratado por el Govern a través del IB-Salut no ha podido ser auditado por médicos mallorquines. Se intentó que así fuera, pero las autoridades chinas insistieron en que no les dejarían bajar del avión.

La importación directa de cincuenta toneladas de mascarillas, batas de protección y antifaces quirúrgicos, una operación que cuenta con el apoyo del Banco Santander, se inició el pasado día 18 a través del bufete de José María Lafuente. En este despacho trabaja la abogada Wei Wei Jiang, licenciada en la Universitat de les Illes Balears (UIB) y de origen chino. Su papel ha sido clave por los contactos de su familia con el suministrador finalmente elegido. Antes tuvieron que descartarse otras opciones porque los proveedores chinos exigían el cobro de los millones de euros de la operación en el momento de la entrega en Shanghai. Esta opción fue considerada inviable por los servicios de intervención de la comunidad autónoma.

A través de la abogada Wei Wei finalmente se entró en contacto con la empresa Rayan Ltd. de Wu, militar chino además de administrador y propietario de la compañía suministradora.

La iniciativa del IB-Salut ha corrido a cargo de Manuel Palomino y Mar Rosselló. Finalmente, la auditoría ha sido llevada a cabo por médicos chinos especializados, según fuentes que han intervenido en la operación. También ha jugado un papel relevante desde china el mallorquín Paco Calatayud, empresario dedicado en ese país a la exportación de mobiliario de hoteles a España.

Con las cautelas tomadas, desde China se garantiza que es "un material sanitario de primerísima calidad", sin embargo, los intervinientes desde Mallorca no ocultan cierta preocupación.

La dificultad de encontrar una empresa suministradora se debe a que los fabricantes chinos tienen prohibida la venta a otros países. Una dificultad añadida es la ausencia ahora mismo en el mercado de aviones capaces de realizar este transporte. De hecho se barajó en principio fletar un gigantesco Andropov, pero se descartó porque no podía aterrizar en Son Sant Joan. Este aparato hubiera permitido trasladar los 50.000 kilos en un solo viaje. Ahora se necesitarán cuatro trayectos con los tres restantes escalonados durante tres semanas de abril.

El avión pudo entrar anoche en Shanghai con cierto retraso sobre lo previsto en un principio. Sin embargo se confía en cumplir con los plazos y que el lunes a las once llegue al aeropuerto de Palma la primera remesa del material que habían solicitado con insistencia los profesionales sanitarios que se enfrentan al coronavirus.

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