Ann Perelló, de Muro, y Pau Escribano, de Vilanova i la Geltrú, están confinados en Capellans (Can Picafort), a 100 metros de una playa que, en pleno estado de alarma, no pueden pisar. Ella es actriz -aunque no solo- y él guionista: "Hubiera sido raro que no hiciéramos nada", apunta Perelló. Nació, después de pocos días de estar encerrados, 2021, una webserie, que se puede ver en YouTube, cómica, de ciencia ficción, que lleva el humor hasta lo más absurdo y radical, "nada más lejos que la realidad", señalan. "Teníamos muchas ganas de hacer algo juntos, pero no teníamos tiempo", cuenta la murera, que explica que el contenido de la serie refleja los gustos de ambos. Escribano ha trabajado mucho con el género de la comedia (ha sido guionista en programas como Crackòvia) y es un amante de la ciencia ficción. A Perelló le encanta imaginarse el futuro, o qué le diría alguien que viene del más allá. Qué les dirían sus yoes del futuro al preguntarles cómo sobrevivir al encierro obligatorio es la premisa de esta "locura" de la pareja, que llegó con la vocación de ayudar a la gente "a no volverse cucu [loco]".

"Cuando analizas la situación que estamos viviendo, solo puedes pensar que estamos muy bien por lo mal que estamos. Tengo la sensación de que la gente se está construyendo una especie hogar interior, o buscando maneras de estar a gusto con todo. Supongo que crear 2021 e ir escribiendo y produciendo cada capítulo es nuestra manera de salvarnos", dice la actriz, a la que ya "nada le parece extremo" y llevarlo todo al absurdo le ayuda a escapar de esta situación: "Yo me he imaginado que Mallorca se inunda, pero nunca que nos dijeran que no podríamos salir de casa, que habría militares en las calles y que nos multarían por salir". Mantener la rutina, La naturaleza y Las aficiones son los tres primeros capítulos, aunque ya han publicado cinco. Todos duran entre tres y cinco minutos. La serie llegó "sin expectativas", pero la respuesta del público ha sorprendido a los autores, algo que les anima y motiva a seguir escribiendo. Y, sobre todo, a no volverse cucu.