Este artículo de opinión no es un artículo de opinión. Esto va de información. De información para las mujeres embarazadas de Balears, para sus familias, para nuestra sociedad. De los conocimientos, los más sólidos y relevantes, de información que a día de hoy se tiene en el mundo (todavía incompleta, pero ya abundante) de lo que supone la maternidad, el embarazo y el parto en medio de la pandemia de coronavirus. Todas las mujeres, en todas las latitudes, tienen inquietud sobre cómo estará su bebé en el cobijo misterioso y habitualmente protector de su útero. Cómo será al nacer. La frecuentísima pregunta tras el parto "¿tiene todos los deditos? " expresa muy elocuentemente esa universal preocupación. Y ciertamente el útero no es inexpugnable. Una serie de peligros, entre los que se encuentran las infecciones, en algunas ocasiones alcanzan a su pequeño habitante. Algunos medicamentos o infecciones contraídas por la madre (la rubeola, la varicela o la listeria) pueden llegar a atravesar la placenta u en ocasiones dañar al feto. Otras sustancias e infecciones no atraviesan la barrera placentaria y por ello no afectan al bebé. Y las mujeres lo saben.

Riesgos para la embarazada. El embarazo supone a veces un riesgo añadido para algunas enfermedades. Por la gestación, el riesgo es mayor. Diabetes, hipertensión, alteraciones de la coagulación de la sangre y muchos otros procesos, si alcanzan a una mujer embarazada aumentan el peligro potencial. Sabemos que en caso de algunas infecciones por virus que guardan alguna relación con el covib-19 es así.

¿Tiene la mujer embarazada más riesgo que la población general de contraer la infección por coronavirus? La respuesta a día de hoy: no. Las series más largas provienen naturalmente de China, y la gestación no aumento el riesgo de infección. De hecho, esta parece afectar más a los hombres.

¿Y si la gestante se infecta, tiene más riesgo de complicaciones que el resto de las mujeres de su edad? A día de hoy, y se va consolidando la respuesta a medida en que aumenta el número de casos, la respuesta es no. Sabemos que a cualquier edad se puede contraer la infección, y esta complicarse. Pero sabemos con certeza que las personas mayores, las que tienen enfermedades respiratorias, cardíacas o alteraciones de la inmunidad tienen un riesgo mucho mayor. No es el caso de la embarazada. Si contrae el virus, y si posteriormente enferma, su riesgo es igual al de su hermana, su amiga no gestante. Obviamente el embarazo no le vacuna de los mismos riesgos que la población general. El riesgo cero no existe, ni en las embarazadas ni en la vida. Las gestantes y la población general nos suelen pedir a los sanitarios certezas. Y ni a unos ni a otras se las podemos dar. Tan solo cuantificar el riesgo. Y afortunadamente el riesgo de complicaciones en las gestantes es muy bajo.

Sí, pero ¿y el bebé? Para el feto, las noticias son aún mejores. A día de hoy, 24 de marzo, no hay constancia de que ningún feto se haya infectado dentro de la madre (lo que los profesionales llamamos "infección vertical"). Desgraciadamente no es el caso de otras muchas infecciones maternas. Hace ya bastantes días se habían analizado las placentas y el líquido amniótico de 38 mujeres infectadas: en ninguno de ellos había Covid-19 . Se han encontrado recién nacidos infectados a los 5, a los 14 días del nacimiento. Pero todos los datos hacen deducir que la infección se produjo por el ambiente, después del nacimiento. Por otro lado, la posterior evolución de estos pocos niños infectados es mejor que la de los adultos. En un grupo de 233 casos de niños infectados en China, o bien permanecieron asintomáticos, o tuvieron síntomas leves o moderados, ninguno falleció. A efectos del coronavirus, quien fuera niño.

¿Y el parto? ¿Dónde y cómo? En este momento ningún país, de China a Italia, del Reino Unido a Canadá, de Australia a Francia, ha cuestionado el lugar y el modo de asistir al parto de las mujeres sanas, sospechosas, infectadas o enfermas por el coronavirus. Ninguno. Y España no es, no puede ser, una excepción. La vía del parto habitualmente será vaginal, y la cesárea estará indicada por criterios similares al resto de las mujeres.

Ciertamente hay otras alternativas minoritarias (y numéricamente en retroceso en los países en que fue más frecuente) al parto hospitalario. Esas posibles variedades, como el parto domiciliario, que pueden en condiciones muy precisas tener sentido, podrían plantearse con un profundo estudio, con una larga preparación, para que pudieran implementarse en condiciones de seguridad en nuestro medio. La estrategia, planificación, la logística para que esa opción fuera segura, así lo requerirían. Así se hizo con mayor o peor fortuna en otros países. Pero esta posibilidad nunca podría improvisarse con urgencia, y menos en una situación de emergencia como la que vivimos.

El parto de todas las mujeres, y el de las sospechosas o afectas de la infección ¿es como siempre en nuestros hospitales? La respuesta es no. En este momento, y en base a los datos cambiantes de la pandemia en el mundo y en nuestro medio, en los hospitales públicos se están tomando medidas dirigidas a circuitos y precauciones diferenciadas para ellas, sus familiares, sus visitas, y para el personal que las atiende. Medidas sin duda mejorables, y creo que en eso estamos día a día. En cuanto a los hospitales privados pueden y deben atender a las mujeres sospechosas o infectadas. Ningún criterio científico indica que deban ser trasferidas ni ellas ni sus recién nacidos a un centro de mayor complejidad: lo único que precisan son unas precauciones específicas para esas mujeres, su bebé, sus acompañantes y las profesionales. Del mismo modo, ningún sentido tiene (en ningún lugar del mundo se está haciendo) priorizar la realización de test a las gestantes asintomáticas. Caso de hacerlo, en centros públicos y privados, se debería empezar por hacer pruebas a todo el personal que trabaja en el centro, y actuar según los resultados. Luego, cuando se pueda, a las gestantes y quizá a la población general.

En estos momentos, toda la sociedad, y de modo muy especial los profesionales y comunicadores tenemos un plus de responsabilidad para transmitir mensajes y noticias contrastando los datos y las fuentes. Aunque puede que personas poco o mal informadas, o poco responsables, pueden actuar sin estas premisas. Son, afortunadamente, la excepción, y su actuación puede causar preocupación y sufrimiento innecesario en las mujeres, y llevarlas a tomar decisiones erróneas.

Resumiendo. Todo lo anterior no pretende ser un mensaje tranquilizador como a veces tienen que hacer los responsables políticos o sanitarios, suponemos que en base a datos reales. Se trata de exponer de modo comprensible los riesgos que supone la infección de coronavirus, a día de hoy, para las gestantes y sus recién nacidos. Con lo que sabemos, que es bastante, riesgo bajo y bajísimos respectivamente.

Hasta aquí la información. Permitidme acabar con un deseo; un deseo realista, basado en los datos expuestos: os veremos en pocos meses paseando, jugando, en las calles, en los parques, en las playas de Balears las mujeres embarazadas y vuestros bebés. Y con vosotras, familiares, amigos, vecinos, y quienes os han atendido y apoyado en estos momentos. Y yo, con mi nieta. Un abrazo virtual.