El escenario que se dibuja en la el archipiélago vacío de turistas al menos entre marzo y mayo deja cifras dantescas. Haciendo una estimación media de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de ese trimestre del año pasado, el archipiélago cerrado perderá 1.847 millones de euros, en facturación hotelera y gasto de los viajeros.

El cálculo lo ha realizado Antoni Riera, director técnico de la Fundació Impulsa Balears. Se trata de "una quinta parte de a actividad anual" de los establecimientos hoteleros.

Para efectuar el análisis de lo que supone mantener la planta hotelera cerrada a cal y canto y las calles, restaurantes, bares, tiendas y establecimientos de ocio en general vacíos se han tenido en cuenta las estadísticas que mes a mes recopila el INE. Las pernoctaciones (noches de hotel) que contratan los turistas y el gasto que hacen en las islas durante sus vacaciones. Todo ello analizando el ejercicio 2019, cuando la Semana Santa se celebró en abril.

"El cierre planteado en estos momentos supone, si se tienen en cuenta los volúmenes del pasado ejercicio, la pérdida de un total de 5,9 millones de habitaciones ocupadas, una cifra equivalente a 11,5 millones de estancias", explica el economista.

Es decir, "esta reducción de la actividad" en la que se encuentra la economía balear "obliga a prescindir, sin contemplar ninguna modificación de la estructura de tarifas del año pasado, de una facturación de 466,4 millones de euros relacionada únicamente con los servicios de alojamiento", continua Riera. Eso se traduce en un 15,6% del balance anual.

El director técnico de la Fundació Impulsa Balears ha basado su análisis en la facturación media diaria de los hoteles por habitación ocupada, el ADR.

Fijándose igualmente en los datos correspondientes a 2019, el parón del sector turístico es todavía más desalentador: " Las restricciones de entrada de visitantes a las islas tienen una repercusión cercana a los 3.240 millones de euros en términos de gasto turístico total, una cifra que representa el 19,6% del agregado anual".

Hay que tener en cuenta que los viajeros generan beneficios tanto a las empresas del ramo en su lugar de origen -donde interactúan con las aerolíneas, las mayoristas y las agencias de viajes para contratar vuelos y estancias, por ejemplo-, como en las del destino. La industria turística funciona como un perfecto engranaje en la cadena de proveedores: el viajero llega al aeropuerto, utiliza transporte para dirigirse al hotel, hace excursiones, va a restaurantes, bares, tiendas...

Imaginemos ahora nada más el gasto de esa masa de turistas que ocupan los aeropuertos, las calles, carreteras y playas de Balears, dándose gustos y caprichos. Así, el año pasado, de media, dejaron 1.381 millones de euros aquí de esos 3.240 millones que movieron el año pasado, que "repercuten directamente sobre los ingresos de empresas del tejido balear".

Ahora fijémonos en las cifras que nos fue facilitando el INE entre marzo y mayo del año pasado.

En marzo la ocupación hotelera superó el 49% en las islas (53% a nivel estatal). A Mallorca llegaron casi 234.000 turistas, la mayoría (176.240) extranjeros. Las estancias turísticas de estos últimos sumaron más de 887.6200. Eso supuso que había 10.975 personas empleadas.

El mes siguiente, con las vacaciones de Pascua, Balears acaparó el 17% de las pernoctaciones en el país, la tercera comunidad tras Canarias y Cataluña. El archipiélago tuvo la segunda ocupación (tras Canarias), más del 68% frente al 58% de media estatal.

Mallorca, con 2,9 millones de noches de hotel, lideró las pernoctaciones en España (26,8 millones). Llegaron más de 620.000 turistas. Teníamos a 24.0000 trabajadores ocupados en la isla.

Y en mayo, la CC AA fue el primer destino para los extranjeros que visitaron el Estado español. Se registraron más de 5,2 pernoctaciones, y cerca de 300.000 de residentes. Acogimos en la isla un millón de visitantes.