Alfonso Bonilla es otorrino en el hospital de Son Llàtzer. Desde el pasado 10 de marzo, él y su mujer se encuentran confinados en casa tras contraer el Covid-19. La situación les desborda y lo peor de todo es que no pueden hacer nada para echar una mano.

P Llevan más de son semanas confinados en su hogar. ¿Se ve la luz al final del túnel?

R Eso parece. Llevamos desde el martes día 10 sin salir de casa. Empezamos con tos y fiebre. Hemos sido de los primeros sanitarios en caer en las islas. Yo trabajo en Son Llàtzer y mi mujer en Son Espases. Procuras no pensar mucho, pero es inevitable no vivir altibajos. Uno se enfada consigo mismo por no poder prestar ayuda a los compañeros en una situación tan grave como la que se está viviendo.

P En estos momentos, ¿la cabeza juega malas pasadas?

R Evidentemente. Solo haces que ver noticias de cómo el problema no hace más que aumentar y no se ve la luz al final del túnel. La gestión que se está haciendo, en mi opinión, es muy deficiente y te das cuenta de que a todos los que están en primera línea, luchando contra está infección, se les está echando a los pies de los caballos. Les están dejando en la boca del lobo y eso es muy duro.

P ¿Dónde cree que pudieron contagiarse usted y su mujer?

R No sé decirlo exactamente. El fin de semana anterior a presentar los primeros síntomas estuvimos en Valencia y luego en Madrid viendo un partido de fútbol. Esos son los dos focos principales que pudieron originar nuestro contagio. Ese viaje fue un viernes, yo regresé a la isla el domingo, trabajé en el hospital el lunes, totalmente asintomático, y en la madrugada del martes empecé con febrícula y tos y ya me quedé en casa.

P ¿Qué tipo de control diario han llevado?

R Desde el centro de control de Covid nos han llamado cada día para ver cómo estábamos. Síntomas, fiebre, saber cuántos días llevábamos sin tos y dependiendo de la evolución poder o no realizar otra prueba. Llevamos cinco días asintómaticos.

P ¿Cuál es el protocolo sanitario a seguir ahora?

R Esta mañana [por ayer], nos han hecho la prueba de control en un centro Covid express que han montado en Establiments, algo que es muy práctico, útil y rápido y que si hubiera posibilidad de medios, sería una de las soluciones ideales. No hemos estado más de 15 minutos. Hemos bajado del coche en el momento en el que nos lo han indicado y nos ha tomado una muestra. En pocas horas conoceremos los resultados.

P En caso de salir negativos, ¿deberán seguir unos días en aislamiento?

R Eso está variando, los protocolos están cambiando cada día y son, sin duda, una de las fuentes del desconcierto que hay entre la población. Lo que hoy sirve, parece que mañana no. Cuando en principio teníamos entendido, por la bibliografía que nos llega de Italia y China, que pese a salir negativo aún podías ser portador entre una y dos semanas, ahora lo que nos dicen desde aquí es que, en cuanto demos negativo, nos mandarán a trabajar. De todas formas es todo muy cambiante.

P Se ha hablado mucho de la falta de material hospitalario, mascarilla, guantes... ¿Es realmente tan crítica la situación?

R No puedo hablar en primera persona de la situación actual y evidentemente el escenario que había hace 14 días no es el que hay ahora, que desde luego es mucho peor, pero por lo que me cuentan los compañeros hay algo que se está haciendo realmente mal. Por ejemplo, de los diez otorrinos que somos en mi servicio, hay cuatro en cuarentena, lo que demuestra que la situación es, cuanto menos, preocupante y triste.

P Muchas personas desde sus hogares intentan aportar su granito de arena con fabricación de material sanitario... ¿Todo sirve?

R Ves muchas noticias de esas. Gente haciéndose sus propias mascarillas o batas con bolsas de basura y la verdad es que da mucha pena. Eso responde un poco a la desesperación que vive el país. Desde el punto de vista técnico esas mascarillas, por ejemplo, no son todo lo eficientes que deberían ser. Quizás puedan servir para administrativos o gente que no tiene contacto con infectados, pero no para el personal médico.

P ¿Una prueba a tiempo de los sanitarios que trabajan día a día con infectados podría ahorrar nuevos contagios?

R Por supuesto. El problema de que un sanitario esté infectado, más allá de la posibilidad de que haya algún desenlace fatal, es que somos fuente de contagio para el resto de gente a la que tratamos. No entiendo la actitud que se ha tenido hasta ahora de no hacer pruebas masivas al personal, primero para protegernos a nosotros, evidentemente, pero también para proteger a la población. Vas al hospital por cualquier accidente doméstico y ese médico, al que en muchos casos le están obligando a trabajar pese a presentar síntomas leves, te lo está contagiando. Es una situación lamentable.

P Actualmente, ¿qué porcentaje de personal sanitario ha podido acceder a realizarse la prueba?

R Pongo un ejemplo. Sin ir más lejos ahora mismo estaba hablando con un otorrino, está confinado en casa desde hace ya unos días y lleva cinco esperando a que le hagan una prueba y todavía no se la han podido hacer. Esa es la realidad de la situación. Una cosa es el discurso oficial y otra esto. No hay más pruebas porque faltan medios.

P¿Todo depende de la responsabilidad del personal sanitario?

R Sí, pero lo que no puede hacer un médico en estos días en los que es tan necesario su trabajo, por tener un poco de tos o un poco de fiebre quedarse en casa. Es lo que están pidiendo, que les hagan las pruebas porque quizás no es Covid y pueden estar echando una mano en el hospital. Es una situación un poco kafkiana, mal llevada y peor gestionada.

P En su opinión, ¿qué es lo que peor se está llevando?

R Hay muchas cosas que se están haciendo mal, pero desde luego la desprotección del personal sanitario es la más sangrante de todas. Las cifras que han salido en las últimas horas son apabullantes. Somos el país del mundo con mayor número de infectados en personal sanitario, un 14% ya, superando con creces a países como Italia y China. Cuando estás viendo unas estadísticas como las de Corea del Sur, que tienen un 0%. Creo que deberíamos estar fijándonos en alguien que lo está haciendo mejor y nos hemos ido a fijar, tarde y mal, en Italia y así nos está yendo. Las cosas creo que no se pueden hacer peor.