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Vuelco total a la agenda política

El coronavirus y sus efectos en la economía entierran los debates de los últimos años en las islas y abren nuevos frentes

Turistas abandonan Mallorca por el estado de alarma por el coronavirus. m. mielniezuk

El reto del acceso a la vivienda, la polémica por la explotación de los menores tutelados o las previsiones ante una incierta temporada turística por la quiebra de Thomas Cook. Era hace tan solo quince días la agenda política de Balears. La agenda de un escenario social y político que ya ha quedado atrás. De una realidad hoy sobrepasada por los acontecimientos de un estado de alarma para frenar la propagación de un coronavirus que nadie esperaba y que hoy ha paralizado a las islas. Incluso cuando todo esté ya bajo control marcará un nuevo tiempo. Vuelco total a la agenda política.

En medio de la tormenta, a nadie le importará dejar el principal debate de las islas en estos últimos años en tablas: al final tenían razón tanto aquellos que alertaban de la insostenibilidad de un modelo basado en el monocultivo turístico, como aquellos que respondían que el día que no hubiera turistas los echaríamos de menos. La semana en que el Gobierno ha restringido la llegada de vuelos a Son Sant Joan y ha ordenado el cierre de toda la planta hotelera, nadie se acuerda ya de la saturación que preocupaba hace apenas un año. El debate de poner límites al turismo es hoy un lujo de un momento en el que casi sin excepción se firmaría para volver.

La quiebra de Thomas Cook es hoy una anécdota en medio de una crisis sin precedentes en un sector turístico de las islas que jamás hubiera imaginado tener que invitar a los turistas a salir de la isla en medio de un alud de cancelaciones. Muchas empresas turísticas han apostado por ofrecer cambios de fecha a sus clientes, confiando en una rápida recuperación que permita salvar parte de la temporada. Sin embargo, mientras se tramitan centenares de ERTEs, ni la situación en España, ni mucho menos en los mercados turísticos de las islas -la pandemia en Alemania o Reino Unido, sigue la misma senda- permiten poner fecha a la vuelta a la normalidad de la actividad turística en Balears. Una preocupación impensable hace poco en la política balear.

El debate político, monopolizado

Con dos vuelos al día en un aeropuerto de Son Sant Joan que sólo permite la entrada a la isla de residentes, los planes de su ampliación, justificados en un aumento de los pasajeros y que movilizaban al ecologismo en las islas y detrás a prácticamente todos los partidos y administraciones, provocan hoy una sonrisa sarcástica.

La agenda política de las islas quedará ahora monopolizada en afrontar las consecuencias sociales de una temporada turística gravemente tocada y, aún peor, del invierno que vendrá después, el primero que los mallorquines deberán afrontar sin el mullido colchón que suele proporcionar la temporada. Ahí está el escudo social del Gobierno que debe permitir salvar los muebles durante estos primeros meses. Con dudas sobre si es suficiente o no, lo seguro es que deberán llegar nuevas medidas en función de las necesidades que vaya dibujando el nuevo escenario postcoronavirus.

Por la problemática del acceso a la vivienda en las islas -hace una semana, el principal problema para los baleares; hoy, uno más- el Govern iba a validar su decreto ley de medidas. Sin embargo, a falta de ver luz verde por la paralización del Parlament, el tema coge otra dimensión. Mientras los partidos debatían la fórmula para limitar los precios de los alquileres, hoy muchos arrendadores y arrendatarios renegocian sus alquileres por la situación. Mientras, el alquiler vacacional que queda en el archipiélago se ha desplomado en medio del derrumbe general.

Por contra, lo que vuelve a ponerse en el centro del tablero como ya hizo en la anterior crisis -la de 2008, hasta la semana pasada llamada "la crisis" como si no fuera a haber otra- es el estado del bienestar: la necesidad de un sistema de salud público robusto y de unos servicios sociales y sistema de prestaciones para los segmentos más vulnerables de la sociedad, en un momento de vulnerabilidad prácticamente general.

Para sostenerlo, unos presupuestos que si hasta ahora Pacto y oposición discutían si eran o no realistas, hoy quedan totalmente comprometidos por la paralización económica. Cómo financiar todas las medidas necesarias copará el debate a todos los niveles de la administración. Todo el nuevo gasto en medidas prometidas queda hoy en el aire. Y con el Gobierno asumiendo que no habrá presupuestos, otro año sin REB.

La vida de los partidos, aparcada

La vida interna de los partidos queda por ahora aparcada. El PP balear anunció el aplazamiento sine die de su convención prevista para este mes de abril y quedan en stand by los movimientos internos en El Pi de cara a su congreso en junio, clave para su futuro.

El coronavirus ha enterrado toda la agenda política y ha establecido la suya propia. La gestión sanitaria de la pandemia y sus efectos económicos y sociales marcarán lo que queda de legislatura.

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