P ¿Existe algún precedente de un confinamiento colectivo como el que vivimos

R No hemos vivido una situación de estas características por lo menos en los últimos 50 años. Es una situación muy nueva para la ciudadanía y es comprensible que cada uno lo viva de forma diferente. El miedo, la incertidumbre, la tristeza y la angustia son reacciones normales ante una situación desconocida y sus consecuencias.

P ¿Que sea una reclusión colectiva puede aligerar la carga?

R Sí. Que sea algo colectivo ayuda a sobrellevarlo mejor. Ya no nos vemos como alguien extraño que sufre mientras el resto hace una vida normalizada. Ver que todos estamos igual ayuda a enfocarlo de otra manera, que sea más llevadero. Y además, hay que ser conscientes de que estamos haciendo lo correcto.

P Con el paso de los días, ¿se nos hará más llevadero?

R Los primeros días no suelen llevarse bien, porque no estamos acostumbrados. Sentimos aburrimiento, tristeza, incertidumbre y preocupación. Poco a poco, nos vamos adaptando, sobre todo si sabemos gestionar el tiempo y conseguimos no pensar todo el tiempo en lo mismo.

P ¿Qué sensaciones y sentimientos son más habituales en esta situación?

R Todo va a depender de cómo vivamos esa situación. Hay colectivos especialmente vulnerables, como los mayores o quienes tienen a su cargo a personas con discapacidad o problemas de salud mental. En función de todo eso, cómo lo vivamos será diferente. Lo importante es afrontarlo de forma positiva, no quejarnos de todo aquello que no podemos hacer, sino aprovechar la situación y analizar qué podemos hacer estos días. Seguramente encontraremos actividades en casa para sobrellevarlo, como aquellas que antes no hacíamos porque no teníamos tiempo. Hemos de cambiar el chip.

P Pero es difícil no angustiarse o tener miedo en estas condiciones. ¿Cómo podemos afrontarlo?

R Es importante seguir unas pautas. Planear una rutina diaria; no puede ser que nos levantemos y no sepamos qué vamos a hacer durante todo el día. Mantenerse activo es fundamental, hay que hacer uso de la imaginación y encontraremos cosas, como ejercicio físico, tareas domésticas que nos permitan estar en movimiento... Nosotros recomendamos que si a alguna persona le supera esta situación pida ayuda de un profesional. Puede llamar al 112 y ser atendido por un profesional de la psicología que le ayudará, le dará pautas ante esta situación nueva en la que se encuentra.

P Nada de estar todo el día viendo la tele o mirando el móvil.

R Es muy importante no estar enganchados a las nuevas tecnologías. Las redes sociales hay que utilizarlas, porque están haciendo una labor importante, pero son un elemento distorsionador. Nos inundan de información que no siempre está contrastada y nos dan una sobresaturación de información. Lo recomendable es hacer un uso adecuado. Hay que informarse cada día, sí, pero tampoco estar enganchado.

P ¿El exceso de información es contraproducente?

R Sí, porque al final es muy repetitiva. Hay que gestionar la información, que sea de forma adecuada, y además evitar difundir rumores y hablar constantemente del tema. Hay que tener especial cuidado con la información que transmitimos a los menores.

P ¿Qué hay que contarles a los niños de lo que está ocurriendo?

R Hay que compartir con ellos la información, adecuándola a su edad. No mantenerlos al margen, pero siendo cuidadosos para no generarles miedo y estrés.

P Para ellos puede resultar especialmente duro este confinamiento.

R Hay que establecer unas pautas para que afronten el aislamiento. Van a ser muchos días y, si no lo gestionamos bien, puede ser caótico. Tienen que tener claro que no son unas vacaciones. Hay que fijar unas rutinas, qué sepan qué van a hacer desde que se levantan hasta que se acuestan. Es un buen momento para implicarles en las tareas domésticas, de que colaboren para que el funcionamiento de la casa sea óptimo. Eso sí, tienen que tener su espacio para hacer lo que quieran e incluso que se aburran y busquen maneras de entretenerse.

P El Colegio de Psicólogos ha alertado de la especial vulnerabilidad de las víctimas de violencia machista

R El confinamiento puede hacer que el agresor vea incrementando su poder y las víctimas estén más indefensas y no tengan la capacidad para denunciar. Por eso hemos pedido a las instituciones que aseguren su protección y la de sus hijos y puedan recibir ayuda psicológica. Ahora que todos estamos en casa, hemos de estar muy pendientes de cualquier situación para denunciarla.

P ¿Este confinamiento puede dejar secuelas psicológicas?

R Si el confinamiento se ha llevado más o menos bien, no tiene por qué haberlas, el ser humano tiene capacidad para adaptarse a las nuevas situaciones. Pero hay gente con problemas añadidos, como la pérdida del trabajo, que pueden generar secuelas. Habrá que trabajar con ellas.

P ¿Esta situación puede hacer que cambie nuestra escala de valores?

R Posiblemente, sí. Cosas tan cercanas como convivir y comunicarnos más con nuestras familias. Es fundamental hablar con los amigos y los familiares, especialmente con los mayores que viven solos, ahora que tenemos más tiempo. También se está viendo una capacidad muy grande de solidaridad. Creo que habrá un antes y un después en nuestras relaciones sociales, aunque cada uno vuelva a su vida.

P ¿Cómo se explica las escenas de aglomeraciones en los supermercados

R Es miedo que se contagia. No tanto al origen del problema -un virus- sino por lo que ven a su alrededor. Lo del papel higiénico es algo de lo que debería hacerse un estudio serio. Se puede entender que se haga acopio de productos básicos como leche o arroz, pero el papel parece que se ha hecho acopio por el contagio del miedo. Podría haber ocurrido con cualquier otro producto. Es importante pararse a pensar si tiene sentido comprar tanta cantidad y pensar un poco que los demás también necesitan estos productos.