La dirección de Son Espases compatibilizará la "guerra contra el coronavirus" decretada por Pedro Sánchez con una persecución igualmente encarnizada de los profesionales sanitarios que informen a la prensa de la situación en el hospital. En un comunicado remitido ayer a todos los trabajadores del centro de referencia, se les transmite con un lenguaje terminante que "La Dirección Gerencia se reserva la potestad de aplicar medidas disciplinarias a las personas que difundan información confidencial, falsa o que pueda generar alarma innecesaria, en cualquier formato".

La persecución de los alertadores se ha convertido en una obsesión para la gerencia encabezada por Josep Pomar. Ayer por la mañana transmitió al equivalente del comité de empresa que ya tenía individualizados dos casos. Puede afirmarse por tanto que el contagio informativo se está persiguiendo con un ahínco comparable al vírico, a falta de determinar si estos esfuerzos sancionadores no estarían mejor dirigidos a afrontar una pandemia que había sido negada por las autoridades sanitarias.

Profesionales de Son Espases ya han limitado sus contactos con los periodistas, ante el miedo al régimen disciplinario. La gerencia también esgrimía ayer la implicación de sectores "militares" en la lucha contra la pandemia, para amedrentar a sus trabajadores. Otros sanitarios han ironizado con el concepto que tiene la dirección hospitalaria de la libertad de expresión.

La guerra paralela de Son Espases contra los alertadores se produce mientras los gobiernos de izquierdas proponen medidas para proteger a los trabajadores que denuncian situaciones insostenibles en su entorno laboral. Las denuncias efectuadas en estas fechas por los facultativos han sido decisivas para aguijonear o reorientar decisiones del Govern, como la negativa a efectuar pruebas del coronavirus al personal sanitario.

Desglosando las represalias que plantea "la Dirección Gerencia", los profesionales sanitarios conocen los peligros de divulgar "información confidencial", porque la Ley de Protección de Datos se ha ensañado singularmente con la clase médica. Respecto a la información "falsa", no se especifica si también afectará al suministro durante semanas de datos de contagio que no poseen ningún correlato con la realidad, según ha confesado el Gobierno pero no el Govern. O la presunción de que se cuenta con material de protección sobrado para el coronavirus en contra de los transmitidos por los alertadores, cuando en el mismo comunicado de ayer se matiza a los trabajadores que "siempre y cuando se haga un uso adecuado" de las existencias.

Con respecto a la peligrosa generación de "alarma innecesaria", cabe recordar que la "alarma necesaria" ante la llegada de la mayor pandemia del siglo fue obviada por las autoritarias sanitarias mallorquinas, por lo que su valoración de la necesidad de dar la voz de alarma queda como mínimo en entredicho.