La entrega de la antorcha olímpica a los organizadores de los Juegos de Tokio 2020 tuvo lugar ayer a puerta cerrada en el Estadio Panatinaico de Atenas, bajo la alarma nacional provocada por la expansión del coronavirus. El acto, más allá de continuar con la tradición, estuvo marcado por la intención del Comité Olímpico Internacional de que los Juegos sigan adelante en las fechas previstas, pese a que muchos torneos clasificatorios para la cita veraniega ya hayan sido cancelados.

A pesar de que desde el máximo organismo olímpico también se "animó a todos los deportistas a seguir preparándose lo mejor que puedan", la cuarentena afecta especialmente a atletas que requieren de unas instalaciones específicas para entrenar. Este es el caso de los deportistas españoles, donde las restricciones para ellos son totales, a diferencia de muchos otros países del mundo, algo que también afecta, por supuesto, a los atletas de las islas.

"Somos deportistas y somos profesionales. Nuestro trabajo es el deporte y ahora mismo no nos podemos dedicar a él", resumen a modo de alegato, mientras se las ingenian, confinados en sus respectivos domicilios, para no perder la preparación de tantos meses. El nadador mallorquín Joan Lluís Pons, clasificado ya para los Juegos, verbaliza el desamparo que sufren.

"Entiendo que por ahora no tengan pensado aplazar los Juegos, pero hay que tener en cuenta que, a falta de cuatro meses para que se disputen, hay mucha gente que está encerrada en casa y que no puede entrenar. Soy el primero que quiere dar ejemplo de responsabilidad y evitar la propagación, pero luego ves a tanta gente yendo a trabajar que acabas preguntándote por qué nosotros no podemos ir también", analiza el de Sóller recluido desde su domicilio en la isla.

"Somos deportistas y profesionales", resume por su parte la gimnasta Cintia Rodríguez. "Nuestro trabajo es el deporte y ahora mismo no nos podemos dedicar a él. Estaría muy bien que nos dejaran ir al gimnasio, no somos muchos los que tenemos que preparar una Olimpiada. Si al final se hacen, evidentemente no vamos a llegar en condiciones óptimas", critica la inquera en la misma línea que su compañero.

Para contener la expansión de los contagios, en España se han clausurado instalaciones y centros de alto rendimiento donde los deportistas de elite preparan la cita olímpica, para la que no han ahorrado sacrificios durante los últimos cuatro años. Sin embargo, en muchos otros países, las restricciones no son tan severas. En el caso de Italia, por ejemplo, los ciclistas pueden salir a entrenar de manera individual por las carreteras del país. Estas condiciones de desigualdad repercuten directamente sobre el rendimiento deportivo.

"Está claro que la salud es lo primero y estoy completamente de acuerdo con el estado de alarma, pero sí es verdad que hay países que van a partir con desventaja, entre ellos España. A día de hoy me gustaría que los Juegos se disputaran en las fechas previstas, pero si esto sigue como hasta ahora, creo que deberían atrasarlos porque vamos a llegar allí en un estado de forma bastante peor que otros rivales", analiza por su parte el palista Marcus Cooper, planteamiento que comparte con la atleta Caridad Jerez: "Estamos en desigualdad de condiciones totalmente. El COE está apoyando nuestra petición porque entiende que no vamos a llegar en las mejores condiciones físicas ni mentales. Si me lo preguntaran a mí, yo los aplazaría un año entero. Faltan clasificatorios para muchos deportes y me parece absurdo forzar la situación".

El COI se reitera

El SOS lanzado por todos ellos, por el momento, está cayendo en saco roto. Este mismo martes el COI reiteró que sigue adelante con los preparativos y, a cuatro meses de la ceremonia inaugural, considera que "aún no es necesario tomar decisiones drásticas".

El gimnasta Nicolau Mir, con pie y medio ya en la cita asiática, comparte la incertidumbre e incomprensión de sus compañeros: "Creo que con los deportistas de alto nivel que están preparando un año olímpico deberían hacer una excepción. Solo espero que acaben cediendo, porque tiene pinta de que esto no serán solo dos semanas. Confío en que el Consejo Superior de Deportes, el COE y las Federaciones de cada disciplina luchen por nosotros y podamos ir a entrenar lo antes posible y con normalidad".

La mallorquina de lucha libre Graciela Sánchez digiere los interminables días de confinamiento por el coronavirus entre su trabajo como enfermera en el Hospital de Son Espases y las horas muertas en su domicilio. La perspectiva que le da su oficio le obliga a mostrarse un poco más cautelosa y prudente que el resto de sus compañeros: "Evidentemente habría que tomar muchísimas medidas para que un deportista pueda salir de su casa a hacer su trabajo. Me parece que gestionar todo ello puede resultar muy complicado, al igual que el hecho de que la sociedad acepte que una persona puede salir a correr por la calle por ser deportista profesional y él no. De todas formas sería muy injusto llegar a los Juegos en desigualdad de condiciones con otros países. Un mes de reclutamiento evapora fácilmente cuatro y cinco meses de trabajo en un deportista de elite", reconoce.

Ingenio desde casa

Según el COI, se está trabajando con las federaciones pertinentes para que haya cambios en los torneos clasificatorios, incluso se está planteando el aumento en el número de invitaciones para los atletas. Por el momento, solo el 57% de los deportistas que participarán en Tokio han superado ya las pruebas de clasificación. Para evitar que el trabajo de tantos meses se vaya al traste, los deportistas mallorquines se las ingenian como pueden para seguir con sus entrenamientos.

"En natación todo lo que no sean ejercicios en la piscina, es solo mantenimiento. En casa tengo una bicicleta estática y hago algunos circuitos de prevención e intensidad. El aeróbico más o menos se puede mantener dos semanas, pero en lo que se refiere a la intensidad, hay que darle un recordatorio al cuerpo cada día y metido en casa evidentemente es complicado", analiza Pons.

"Yo, hasta cierto punto, me siento un privilegiado", reconoce por su parte Nicolau Mir. "Mis padres son los dueños del gimnasio del Club Xelska y nosotros vivimos en la parte de arriba. Puedo acceder a él sin problemas, aunque de todas formas son unas instalaciones que no están adaptadas para deportistas de alto nivel. Hay aparatos, pero no todo lo necesario, aún así me he adaptado lo máximo posible y me sirve para mantener la forma y la flexibilidad", añade.

Más complicado lo tiene Cintia Rodríguez, quien ha hecho malabares en su casa para poder entrenar: "Hemos cambiado un poco la distribución del salón para tener algo más de espacio y en él poder hacer más o menos el físico. Por las tardes estoy en contacto directo con mi entrenador vía Skype y él me dirige las clases. Nos apañamos como podemos".

Una pequeña terraza es el centro de operaciones de Caridad Jerez. La mallorquina tenía creadas sus propias vallas de PVC para poder ejercitarse: "Pude montarlas en la terracita y al menos hacer algo de técnica. Ahora estoy pidiendo por las redes si alguien me puede prestar o alquilar una bici estática para poder hacer algo de cardio".

Graciela también ha hecho malabares para buscarse un rinconcito en su pequeño piso. "Uso lo que tengo por casa. Un mueble para tríceps, el suelo para flexiones y abdominales, una garrafa de ocho litros de agua para hacer algo de fuerza... Me las voy ingeniando como puedo, pero la carga de trabajo es muy inferior a la que necesito", sintetiza.

Marcus Cooper, sin embargo, reconoce que casi no dispone de espacio alguno para poder ejercitarse en un deporte como el suyo. Mata las horas libres "leyendo mucho y viendo series" y, sobre todo, controlando más que nunca la alimentación: "Estos días en los que no puedo entrenar, estoy haciendo una dieta más baja en calorías de lo normal. Hay que obligarse y no sentirse tentado de acercarse a la cocina".Irene Lozano: "Sería muy triste que Tokio se convirtiera en los Juegos del miedo"

La presidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD), Irene Lozano, destacó el comportamiento de los deportistas españoles ante la crisis sanitaria del coronavirus, que les hace partir "en especial desventaja" ante la posible celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio. "El coronavirus nos impone distancia social, nos instila el pavor de tocar; y ha hecho temibles las multitudes, consustanciales a unos Juegos", indicó. La presidenta del CSD subrayó que en el contexto actual la cita no se puede "desarrollar plenamente", y destacó la "ola de admiración" que han despertado los deportistas españoles, acostumbrados a correr, saltar, nadar, lanzar y golpear, y que les han pedido que se queden en casa. europa press madrid