Toda España está confinada y conectada. Los padres (los que pueden) teletrabajan; los hijos estudian a distancia; nos informamos en las webs y en las redes; intercambiamos memes por Whatsapp; compramos 'on line'; vemos películas y series en plataformas... Buena parte de los ciudadanos están conectados a internet la mayor parte del día en estos días de confinamiento: ¿Las infraestructuras de telecomunicaciones están preparadas para soportar este incremento de los usuarios? ¿Aguantarán?

Expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) lanzan un mensaje optimista. El Estado español tiene una buena infraestructura: "De hecho, es uno de los países con una de las fibras ópticas más extensas de Europa, y además con una de las tecnologías de más calidad", explica José Antonio Morán, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y director del máster universitario de Ingeniería de Telecomunicación. "En el Estado español se ha apostado por despliegues de fibra hasta el hogar FTTH, una tecnología que permite que la fibra llegue desde la central telefónica hasta casa nuestra directamente y sin alteración, lo cual evita que se pierda rendimiento por el camino", añade.

Disponer de una estructura excelente por comparación a otros países vecinos hará que, aunque algunos servicios se retarden o tengan pequeños cortes, "el sistema no se colapse", explica. Además, teletrabajar no siempre quiere decir que el trabajador esté conectado permanentemente con el sistema, ni que transmita datos continuamente. "En muchos momentos se trabaja sin consumir datos, sobre papel o fuera de línea. Ahora se envía un mensaje electrónico, después otro, se entra en un web... Pero no siempre estamos constantemente en la intranet de la empresa, cosa que incrementaría notablemente la sobrecarga de la red. La mayoría de las empresas no tiene previsto que el 100% de los trabajadores esté conectado al mismo tiempo ni esto siempre es necesario", apunta.

A medida que las restricciones de circulación se han ido implantando, cada vez más empresas de información, educación, ocio y entretenimiento han tomado la decisión de ofrecer sus contenidos en línea "de manera gratuita para contribuir a la concienciación colectiva y al hecho que las personas se queden en casa". Plataformas de televisión, diarios o editoriales liberan gran parte de sus productos y anuncian que mantendrán esta gratuidad de acceso durante el tiempo que dure el confinamiento de los ciudadanos a los domicilios.

Morán admite que los picos de tráfico ya provocan algunas caídas, que se solucionan volviendo a recargar las plataformas, y que "nos encontraremos con servicios que funcionan con más lentitud del que es habitual. Discriminar cuál es la causa real de la ralentización o los cortes no es siempre una tarea sencilla y la mayoría a veces se dan por la sobrecarga de los servicios más que por problemas de la misma infraestructura de telecomunicaciones", apunta. "No es solo el tráfico que soporta la infraestructura de telecomunicaciones, también hay las aplicaciones que dan servicios al teletrabajo, por ejemplo, en un campus virtual, etc. Es muy difícil determinar qué porcentaje de responsabilidad tiene cada uno", matiza.

"Cuando se diseñan las redes de telecomunicaciones y se habilitan servidores para dar un buen servicio, se hace una estimación de la media del tráfico que soportarán. Y cuando se dan picos como aquellos a que asistimos, hay que asumir que pueden bajar los parámetros de calidad", señala.

Pero esta caída de los servidores ante el alud de tráfico no es una cosa nueva. Es habitual que páginas web como las que venden entradas para espectáculos, viajes, etc. sufran este tipo de incidencias cuando sacan a la venta los productos y hay un gran número de usuarios que accede a sus servidores a la vez. César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y director del máster universitario de Desarrollo de Lugares y Aplicaciones Web, señala que el colapso de las redes es comparable con el que se produciría en un contexto analógico: si hay pocas taquillas para atender miles de personas, el servicio no será bueno. ¿La solución? Abrir más taquillas. ¿La solución digital? Ampliar los servidores, invertir recursos en servicios de informática en nube... en definitiva, medidas "que no se pueden improvisar de la noche a la mañana".

Para optimar el uso de las redes de telecomunicaciones, el profesor Morán aconseja usar la fibra óptica y liberar las redes inalámbrica. Se trata de cambiar los hábitos de consumo: "A casa lo que es más normal es que todos los miembros de la familia usen el wifi", explica Morán. "Y si además se suman todos los vecinos del edificio, es normal que se provoquen bajadas de calidad del servicio por saturación de tráfico en los canales wifi y que no aprovechemos los megas que hemos contratado", narra. La solución es utilizar, siempre que se pueda, una conexión por cable en lugar de una conexión wifi, especialmente para todos los dispositivos con una demanda alta de datos, como por ejemplo los smart TV (mirando contenidos en streaming), las consolas o los dispositivos que se usan para teletrabajar.

Para el profesor experto en telecomunicaciones de la UOC, el 5G y el cable son dos recursos compatibles y complementarios, y conviene utilizarlos de manera apropiada. "Es normal que, si no estás en casa y quieres teletrabajar desde una cafetería, puedas utilizar puntualmente una conexión 5G, pero a casa no tiene sentido si tienes la posibilidad de hacerlo conectado en la red de fibra", dice. "Aunque últimamente se habla poco, el cable es el núcleo de las comunicaciones, todo pasa por el cable y presenta muchos menos problemas que las conexiones inalámbrica", añade. Actualmente, la mayoría de las viviendas no están preparados porque se pueda usar cable desde todas las habitaciones, puesto que esto comporta un coste adicional para las compañías instaladoras: "Las viviendas suelen tener un router en el comedor o en la entrada del edificio y acabamos conectando por wifi la mayoría de dispositivos por comodidad, de forma que perdemos eficiencia y seguridad en el uso de las comunicaciones. Siempre que sea posible tener conexiones por cable, ganaremos en velocidad, fiabilidad y seguridad".

Cuando se usa la red inalámbrica wifi cerca del router, funciona correctamente, pero a medida que el usuario se aleja progresivamente se empiezan a notar las bajadas de calidad.

Estos descensos de rendimiento "no pasan con el cable", advierte, a la vez que recomienda conectar los ordenadores a alguno de los puertos de los routers para mejorar la calidad del servicio y minimizar interferencias inalámbrica por wifi entre dispositivos y vecinos de la misma finca.

Además, utilizar el cable en lugar del wifi tiene un plus de seguridad. "Estos días en que se multiplicarán todo tipo de transacciones en línea, como transferencias bancarias o compras por internet, las conexiones por cable son una manera de minimizar el riesgo que intercepten nuestros datos sensibles: es mucho más sencillo el pirateo si se emite por los aires y se puede interceptar la comunicación que si se hace por medio de cable", concluye José

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