Alcohol rebajado al 70% y una disolución de lejía. Estos elementos los utilizaron ayer militares del Regimiento NBQ (Nuclear, Biológico y Químico), venidos expresamente desde Valencia, para la completa desinfección de coronavirus en Palma.

A raíz de la pandemia del coronavirus, el Ministerio del Interior remitió una solicitud al Ministerio de Defensa para la completa descontaminación de la sede de la Dirección General de Tráfico en Balears, situada en la calle Manuel Azaña de Palma. El Regimiento NBQ de Valencia, los mayores especialistas en este tipo de misiones, fue el encargado de esta labor.

Unos 15 efectivos de este Regimiento NBQ del Ejército de Tierra, altamente especializado en la desinfección de todo tipo de insolaciones, llegaron ayer desde la capital levantina a Mallorca. En la isla, contaron con la colaboración del Regimiento Palma 47.

Tras ataviarse con monos, gafas y mascarillas con voluminosos filtros, los efectivos se desplegaron en binomios por todas las dependencias de la sede principal de Tráfico en Balears.

Para el tratamiento del material más sensible como elementos informáticos, monitores de ordenador o pantallas de televisión utilizaban el alcohol rebajado al 70%. Para el resto de elementos no tan delicados empleaban una disolución de lejía.

"El procedimiento es laborioso y lento, pero es básicamente el más eficaz para acabar con el virus", recalcó ayer el sargento Alegre, el suboficial al mando del contingente del Regimiento NBQ desplazado a Palma para desinfectar la sede de Tráfico en la calle Manuel Azaña.

Desinfección a mano

Para garantizar la completa efectividad de la desinfección ante el coronavirus, toda esta labor de desinfección se tiene que efectuar a mano. El despliegue por todas las dependencias se hizo en binomios hasta lograr la total desinfección del coronavirus hasta del más mínimo resquicio.

La presencia del contingente militar, con el rostro cubierto con mascarillas y guantes de látex, no pasó en absoluto desapercibido al vecindario.

De hecho, vecinos de las cercanas calles de Can Pere Antoni y Joan Maragall no pudieron reprimir la curiosidad y se asomaron a las ventanas para tratar de averiguar qué era lo que pasaba en la Jefatura Provincial de Tráfico de Balears.

Los trabajos para la completa desinfección del edificio de Manuel Azaña se prolongaron durante horas. Esta sede está considerada estratégica, al absorber un gran volumen de ciudadanos que acuden a realizar allí las gestiones. Los militares también acotaron con conos la calzada mientras culminaban su labor.