Ni todo el mundo tiene opción de hacer teletrabajo, ni todo el mundo tiene opción siquiera de dejar de ir a trabajar. Hoy lunes comienzan oficialmente las dos semanas sin clases y sin poder salir de casa para tratar de frenar la expansión del coronavirus y las familias afrontan el reto cómo pueden. Los que más difícil lo tienen son sin duda aquellos que por el tipo de empleo que tienen se ven obligados a seguir acudiendo a su puesto de trabajo. Por ejemplo, Maria José Rosselló, que trabaja en un banco, no ha tenido más remedio que mandar a su hija con los abuelos: "Estaré dos semanas sin verla".

Por responsabilidad, el viernes ella mandó ya a Marta, de diez años, con los abuelos paternos (sus exsuegros). Su exmarido es fontanero y tiene que atender urgencias y tampoco podía quedarse en casa con la niña. Y Maria José no quería que la niña se quedara con ella: "Trabajo en un banco, con dinero, yo puedo ser un foco de infección", narra, " y el viernes además me sentía constipada y algo febril". Sabe que las personas mayores son colectivo de riesgo, pero dentro de las opciones que tenía en un contexto complicado como el actual, alejar a la niña de ella le ha parecido la mejor alternativa. "Además, viven en una finca, allí la niña podrá moverse más, en el campo", cuenta. Va a ser duro para ambas: "Son 15 días que no vamos a poder vernos, pero bueno, entiendo la medida", concluye.

Yoli hace tres días no tenía nada claro cómo iba a montárselo y se estaba planteando tirar de abuelos para que cuidasen a sus dos hijas (Martina, de 3 años, y Noa, de 5). Yoli es de las que no puede ni pensar en el empleo a distancia: trabaja en una gran superficie (es de esas heroínas a las que el jueves y el viernes le tocó lidiar con hordas de clientes en busca de papel de váter y comida). Su marido trabaja en una empresa de pintura y reformas. Al final, dado que el sábado se decretó el estado de alarma, vieron que su marido sí podría quedarse en casa con las niñas.

A ella no le queda más remedio que seguir yendo a trabajar dado que en su establecimiento venden productos de primera necesidad, aunque asegura que ya el viernes les ofrecieron todo tipo de facilidades. Al menos, cuenta, parece que la clientela ha bajado: "El domingo trabajé y ya había bajado mucho la afluencia, menos mal, además se han tomado medidas para reducir y controlar el aforo", celebra. Este primer fin de semana de encierro lo han pasado jugando, con un poco de tele, haciendo dibujos con el arco iris. Este lunes le tocará a Sebastián exprimirse la cabeza para entretenerlas.

Raquel es de las que sí ha podido hacer teletrabajo: de hecho ya antes su empresa les daba facilidades para ello para facilitar la conciliación (si el niño estaba enfermo o incidencias así). Trabaja en una gran empresa relacionada con el sector turístico y el 90% de la plantilla (casi mil empleados) ya están trabajando desde casa con su portátil de empresa o incluso directamente con el ordenador de mesa, que han podido llevarse a casa. Su hija Olimpia tiene nueve años. Hoy le ha dejado dormir un poco más de lo que sería un día de colegio, pero Raquel intenta establecer una rutina de trabajo "más o menos normal" para ambas.

La pequeña hace deberes de matemáticas que han puesto los profesores y otras tareas que ponen en internet y también tiene su proyecto personal: hacer su propio cómic contando la cuarentena con un programa que ha encontrado por internet. "Cuando acabe todo esto podrá llevarlo al colegio", señala, "y además tendrá un recuerdo". Para la tarde tiene previsto ponerse las dos a hacer un poco de ejercicio. Raquel ya le ha dicho a su hija que ella está en casa, pero está trabajando: "Si estoy haciendo reuniones via Skype no puede venir a pedirme cosas, ya se lo le he explicado".

'Es tiempo de cuarentena' es el título del cómic que prepara Olimpia.

Verónica Martínez también teletrabaja desde hoy y trata de que sus hijos Marc, que hace 1º de ESO, y María, que cursa 4º de Primaria, también tengan una rutina. "A las nueve no estaban delante del ordenador, un poco más tarde, pero bueno", se ríe. Van con ropa cómoda, pero "no en pijama". En su colegio, Es Liceu, les han puesto varios deberes y materiales que los niños pueden consultar a través de la plataforma moodle. Esa simulación de jornada académica incluye también los descansos y a las 11 horas han salido a hacer "el recreo" al patio: "Esto tiene que ser lo más parecido al 'cole' posible, para no volvernos locos". Verónica también quiere establecer una rutina de ejercicios mirando algún tutorial de Youtube y quiere que los tres dediquen un rato cada día a hacer su "diario de la cuarentena" . Asimismo, sabe que tiene que mantener a raya el tema del desorden: "Esto no se nos tiene que ir de las manos".

Marc y María salen al patio durante su 'recreo' en casa.

Las familias exprimen su imaginación y creatividad: las pantallas salvan (dibujos, videojuegos...) pero no pueden ser el único recurso. Leer, hacer manualidades, juegos de mesa, hacer las tareas domésticas entre todos, emprender proyectos creativos relacionados con la cuarentena, cocinar, hacer puzzles, origami... todo vale para llenar dos semanas de confinamiento en casa con niños.

La suspensión de las clases afecta a casi 200.000 estudiantes de Baleares, desde Infantil hasta la Unversitat. En las islas hay 155.404 alumnos de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato; 16.163 estudiantes en la UIB, 14.847 alumnos de FP Básica, Grado Medio y Superior y 770 de Enseñanzas Artísticas Superiores. A ellos hay que añadir alrededor 1.700 niños que acuden a guarderías y 9.500 de escoletes públicas y privadas.

Consejos para el encierro

Diseñar una rutina y dejar algo de tiempo para el ejercicio como han hecho Verónica y Raquel son dos de los consejos que aparecen en las listas de consejos para afrontar estas semanas de parón lectivo y encierro (unas medidas que afectan a unos 180.000 alumnos desde la etapa 0-3 hasta Bachillerato). Figura en la elaborada por el sindicato Alternativa y también en la del Colegio Oficial de Psicólogos de Balears (COPIB), que incluye asimismo implicar a los niños en las tareas domésticas, dejar un tiempo para el descanso después de comer y ser flexible ante el uso de las pantallas, pero controlando y haciendo ver que es algo "extraordinario".

El Colegio de Psicólogos aconseja también tratar de proteger a los niños de la sobreexposición a la información negativa.

Los psicólogos saben que la realidad siempre es más compleja que cualquier protocolo o lista de pautas así que ya señala a los padres que se mentalicen de que habrá momentos complicados: "Los niños, como los adultos, pueden estar cada vez más nerviosos por la inactividad según vayan pasando los días, es necesario saber que se van a producir momentos de tensión y es necesario prepararse para incrementar la tolerancia".