El grupo de 10 personas de Mallorca que se habían quedado atrapados en Marruecos al cancelarse los vuelos del país alauí a consecuencia de la crisis del coronavirus, consiguieron regresar ayer a media tarde después de vivir una auténtica odisea. Viajaban tres adultos: Soledad, Belén y Alberto y siete menores. No les quedó otro remedio que pasar la frontera entre Marruecos y Melilla a pie, ya que no pudieron coger ningún vuelo hacia Europa desde aeropuertos marroquíes.

Casi 20 horas de viaje les costó poder regresar de un viaje de ocio, visitando el desierto, programado hace meses. A la 1:30 de la madrugada consiguieron llegar por carretera desde la ciudad de Fez hasta la frontera con Melilla. Tuvieron que recorrer algunos kilómetros a pié hasta pasar a territorio español. De allí consiguieron un vuelo vía Madrid y después un Madrid-Palma. Regresaron a Mallorca contentos por estar ya en casa, pero después de haber vivido momentos de incertidumbre. Llegaron, como se puede ver en las imágenes, con las mascarillas puestas para evitar contagios.

El pasado viernes la familia Francia Ramis de Ayreflor, que viajaron a Marruecos junto a unos amigos y menores vieron como el país árabe cerró las conexiones aéreas y se les canceló su vuelta de regreso a Mallorca, previsto para el domingo. En un primero momento intentaron viajar a Europa vía París para así enlazar con España. Por ello reservaron billetes desde Marruecos hasta la capital francesa. Sin embargo, cual fue su sorpresa cuando también se canceló el vuelo de París y se quedaron sin opción de salir de Marruecos. A raíz de esta segunda cancelación fue cuando les sugerieron como única opción el que viajaran a Melilla para intentar buscar una solución en territorio español. Al final tuvieron que coger esta solución como única opción para poder regresar a Mallorca.

La embajada no les ayudaba

Lamentaron la escasa colaboración de la embajada que tenía los teléfonos colapsados. La ayuda de sus guías de viaje, que los acompañaron hasta Melilla, les permitió poder regresar a sus hogares sin contratiempos.

Se deshicieron en logias hacia los guías que se ofrecieron a acompañarlos hasta la frontera para poder regresar a Mallorca. En la embajada en un primero momento les hablaron de una posible repatriación de españoles en Marruecos. Sin embargo, les dijeron que se apuntaran en el registro del hotel y ya les llamarían en el caso de que pudieran encontrar un vuelo. Al ver que ello no sucedía optaron para la única vía de salida posible, la frontera, pese a que tuvieran que atravesarla a pie.