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Boulevard

El Govern ha jugado (*) con la salud de los mallorquines

El ejecutivo no pide el cierre de aeropuertos donde nada pinta para que no lleguen vuelos, sino porque ya no llegan, aparte de que Mallorca es exportadora y no importadora de coronavirus

Ha sido una gran semana para los cruceros italianos en Palma, por gentileza de Francina Armengol y Aina Calvo. m.m.

La buena noticia es que Mallorca no es una sociedad enferma, solo es una sociedad corrupta. El Govern de ultraizquierda ha jugado (*) con la salud de los mallorquines. Ha superado con creces la agresión masiva del TIL, o de la tenebrosa mafia que se ha adueñado de la isla bajo los auspicios del Tribunal Superior.

Mis curtidos lectores alegarán que una gripe evolucionada no es para tanto. Sin embargo, la cobarde reacción del Govern ante el coronavirus hubiera sido idéntica frente al Ébola (Nota para la vicenconsellera: El Ébola es un virus. Subnota para la viceconsellera: Un virus es como un animalito muy pequeño y voraz). A los ultraprogresistas que cometieron la irresponsabilidad de no aplazar el 8M, solo les preocupa complacer a un sector turístico ya hundido, y que se hubiera beneficiado de una reacción temprana. Por cierto, ¿existe Podemos?, ¿Més tiene algo que ver con Mallorca?

Mis exigentes lectores me recordarán que en breve se celebrará la famosa ITB a la mallorquina, que Iago Negueruela anunció tras la cancelación de la berlinesa. Seguro que ya tenemos fechas y listado de asistentes, sería impensable que el Govern mintiera en asunto tan esencial. Deben preocuparse de que no coincida con el plantado en Berlín de la jaima que el Consell de Mallorca le alquiló a Gadafi, para que los Kartoffeln aprendan cómo somos en España. También aquí, una falsedad sería inimaginable en la izquierda esplendorosa. A propósito, un sucinto currículum de Cati Cladera: Trece muertos en Sant Llorenç, REB, quinientos millones de déficit en su último ejercicio, abusos a menores tuteladas y camping berlinés. Sin duda, la heredera ideal.

Ayer se doblaron milagrosamente las cifras de afectados por el coronavirus en Balearsse doblaron milagrosamente las cifras de afectados por el coronavirus en Balears, otra pista sobre la falsificación de los datos suministrados. Si los enfermos arrecian, estrangulad el suministro de contagios. El Govern confía tanto en los mallorquines, que esperaba que se curaran solos, antes de aparecer en la estadística. Ni la plurisubvencionada Impulsa ni el CES ni las babeantes instituciones parasitarias de la sociedad incivil abordarán este escándalo. Y mucho menos la Universitat, clausurada por los alumnos ante la proverbial somnolencia de Llorenç Huguet.

Ayer mismo había tres cruceros en Palmatres cruceros en Palma, con intenso tráfico de pasajeros hacia el aeropuerto. De no haber mediado el estupor ciudadano, Francina Armengol, Marc Ponsseguirían luciendo sus uniformes de azafatas de Vacaciones en el mar, reclamando a los contagiosos italianos.

La presidenta no cerraba las escuelas a mediodía para clausurarlas tras la siesta. Ni siquiera ha tenido el coraje de tomar el control de la sanidad privada, lo cual por lo menos libra a sus usuarios de la viceconsellera consorte. La escueta limitación de aforo de bares y restaurantes fue tan vergonzosa que hasta la patronal del ocio le recriminaba que no hubiera procedido al cierre forzoso, para salir antes de la crisis.

Y como el Govern ya no podía irse de cervezas el viernes noche, la traca final. En la última línea de un tuit, Armengol revela que a lo mejor le ha susurrado a Sánchez que "restrinja" los vuelos a Palma. Qué valiente, cuando el Govern no puede acceder a Son Sant Joan sin entregar su pasaporte, cuando ya han llegado todos los madrileños contagiosos, cuando los vuelos se han restringido por sí solos por encima de las valerosísimas exigencias de la presidenta. No se cierran los aeropuertos para que no lleguen potenciales contagiados, sino porque ya no llega nadie. Y además, Mallorca es exportadora y no importadora de coronavirus. Esto deberíamos explicárselo a la viceconsellera, pero andamos cortos de espacio. Vean La ola verde, salvo que no podrán verla pese a que un cine es el lugar con menor riesgo de contagio por aglomeraciones.

(*) El verbo "jugado" es claramente insuficiente para describir la mascarada del Govern. Con todo, se ha limitado la carga verbal por respeto a los ciudadanos, enfermos o no, que han sido traicionados a izquierda y derecha.

Reflexión dominical comunitaria: "La solidaridad empieza cuando te preocupa más el daño que puedas hacer que el daño que puedan hacerte".

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