Una sola persona por cada familia, un cliente por cada carro y guardando las distancias en la cola. "Compren lo imprescindible y no acaparen la leche y el agua", indica una empleada de Alcampo a los clientes antes de entrar este domingo, día de apertura comercial pese al estado de alarma por el coronavirus.

La jornada ha comenzado con más calma que las anteriores, quizás por el desconocimiento de que este domingo abren los comercios. Sin embargo, la presencia de la Guardia Civil vigilando las grandes superficies denota que las circunstancias han cambiado tras decretarse el estado de alarma.

También en las tiendas de pueblo, como en Pòrtol o en el Rafal, en Palma, los clientes han entendido la necesidad de respetar las distancias en la cola y esperan en la calle a que llegue su turno antes de entrar en el comercio, que se produce cuando otro comprador ya sale.

En el Carrefour del Coll d'en Rabassa se ha limitado el aforo a 600 personas y la jornada, de momento, transcurre con normalidad.

El Corte Inglés de Jaume III solo mantiene abierto su acceso principal y en el interior ha acotado y marcado el camino al supermercado de la planta inferior.

En Multicentro, el quiosco de prensa de Jaume III, Loli despacha con guantes puestos y tras el mostrador, al que los clientes no se pueden acercar más allá de la línea marcada. "La gente viene y hace acopio de revistas", explica de este primer día en estado de alarma. El suyo es uno de los negocios que pueden abrir, al igual que las panaderías, tiendas de alimentación, peluquerías y tintorerías. "A la gente mayor es a la que más le cuesta, me dicen 'de algo hay que morir'", comenta Loli.

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