­Un día después de que los ayuntamientos empezaran a comunicar en cascada la suspensión de mercados municipales callejeros siguiendo las indicaciones de Salud Pública contra las grandes aglomeraciones, el Govern reaccionó ayer con un comunicado en que instó a los municipios a mantener abierta la parte de venta agroalimentaria. El movimiento del Ejecutivo autonómico también llegó después de que Unió de Pagesos de Mallorca criticara el cierre y sostuviera que, "en una situación crítica, el consumidor tiene derecho a poder consumir producto local y que conviene hacer lo que sea necesario para defender este derecho".

Este sindicato resaltó la "contradicción" que, en su opinión, suponía el hecho de que se estuviese suspendiendo la actividad de los mercados municipales, mientras se mantienen abiertas las grandes superficies "donde también se concentran más de 100 personas".

En plena crisis por el coronavirus, la propuesta que realizó esta organización sindical era que se pudiesen celebrar estos mercados, "pero única y exclusivamente con payeses productores de fruta, verdura y productos agrícolas para abastecer a la población de producto local fresco".

Con posterioridad a que Unió de Pagesos difundiese un comunicado con esos argumentos y en plena espiral de vídeos mostrando largas colas en los supermercados, la conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación difundió a su vez una nota de prensa en la que instaba a los consistorios a no adoptar "ninguna medida que pueda mermar o dificultar el acceso a la alimentación". "Estas paradas de los mercados semanales son necesarias para garantizar un suministro alimentario próximo y sano a los municipios", subrayaron desde la Conselleria.

Reunión en el Raiguer

En la sucesión vertiginosa de informaciones y anuncio de nuevas medidas, la confusión se ha instalado en muchos ayuntamientos de la isla, que han tenido dudas sobre cómo proceder con el tema de los mercados semanales sin saber muy bien a qué atenerse. Esta cuestión fue objeto de debate en una reunión de los alcaldes de la comarca del Raiguer celebrada ayer en Binissalem.

Los alcaldes consensuaron una serie de medidas para afrontar la crisis provocada por Covid-19 y entre ellas acordaron la "suspensión de los grandes mercados y venta ambulante". Eso sí, decidieron matizar que, en todo caso, cada ayuntamiento "regulará los propios mercados en función del grado de afluencia previsto".

En el debate que se entabló, hubo alcaldes que esgrimieron la idea de que no era lo mismo un mercado de una gran localidad, susceptible de recibir visitas de vecinos de otros pueblos y turistas, que el de una localidad pequeña, con poca afluencia y donde básicamente hay una reducida clientela local.

En la primera categoría, se situaría el mercado de Sineu, uno de los más importantes de la isla. Ayer, el alcalde Tomeu Mulet comunicó que se suspende "hasta nuevo aviso" siguiendo las "recomendaciones de las instituciones supramunicipales". En este caso, el Ayuntamiento no hizo ninguna referencia a que la parte agroalimentaria quede excluida.

En cambios, otros municipios como Vilafranca sí que realizaron esta distinción. En un bando, el alcalde Montserrat Rosselló comunicó la suspensión por un periodo de dos semanas de los eventos públicos de carácter cultural, social, deportivo y educativo. En cambio, el mercado semanal "queda exento".

Calvià y Andratx cancelaron también estas instalaciones, con la excepción de las paradas agroalimentarias.