La Fundació Marilles ha presentado esta mañana el Informe Mar Balear, un extenso compendio que analiza un centenar de indicadores sobre especies marinas, pesca, posidonia y presión humana y turística.

Una de las coordinadoras del informe, la investigadora Raquel Vaquer-Sunyer, ha indicado que el estado general del mar está "es bastante bueno", y lo ha atribuido en buena parte a la existencia de amplias praderas de posidonia que contribuyen a oxigenar el agua.

El informe, presentado en el Parlament en presencia de la presidenta del Govern, Francina Armengol, ha sido una iniciativa de la Fundació Marilles, y a lo largo de sus casi 400 páginas contiene trabajos de investigación de científicos del Centro Oceanográfico de Balears y del Imedea.

El documento pone de manifiesto algunos datos esperanzadores con respecto a la conservación del Mar Balear. Por ejemplo, un incremento de hasta 614 kilómetros cuadrados del área de las reservas marinas de interés pesquero. O "una pequeña tendencia al alza" de la població de raors en la Reserva Marina de la Bahía de Palma.

Pero también hay serias advertencias. Diecisiete de 54 playas estudiadas en 2018, el 32%, soportaban una capacidad de carga superior a la óptima. También ha aumentado la presencia de superficies artificiales en el primer quilómetro de costa un 37,6%. En cambio, retrocede el número de playas que cuentan con una calidad de agua excelente.

Uno de los grandes peligros que afronta el medio marino procede de la presión humana en un archipiélago consagrado al turismo. Tal como recoge el informe, el número de turistas que visitan la isla se ha duplicado desde 2000, de 8 a 16 millones, a los que se suma una población residente de algo más de un millón de personas.

En paralelo, se ha producido un imparable aumento de plazas turísticas hasta las 623.000 actuales.