Hombres que pagan a mujeres por mantener relaciones sexuales intercambian opiniones, consejos y experiencias en un foro de internet, que algunos de ellos definen como un Tripadvisor de prostitutas: en vez de catalogar hoteles y restaurantes, se catalogan mujeres.

Este foro es uno de los descubrimientos que ha hecho Paloma Martín, profesora de Trabajo Social de la Universitat, durante la investigación de su tesis doctoral que busca poner el foco en los hombres que pagan por sexo (los puteros, prostituyentes, clientes...); el actor más desconocido del mundo de la prostitución. Así introdujo Martín su intervención en la primera mañana de las jornadas Prostitució: La foscor dels drets humans, unas sesiones de enfoque abolicionista (una cuestión que parte del feminismo debate estos días), organizadas por Metges del Món y el IB-Dona.

En términos cuantitativos, la investigadora apuntó que falta luz ya que el último dato existente es de una encuesta de hábitos sexuales del INE de 2003, según la cual se indicaba que en España el 27% de los hombres había pagado por sexo mínimo una vez en su vida, dato que subía al 40% en el caso de Balears.

¿Es así? Martín razonó que un dato con 17 años de antigüedad debe actualizarse y sería necesario investigar si es posible que se dé un dato tan elevado en las islas y porqué: hasta qué punto influye el turismo (en Canarias el porcentaje es mucho menor, indicó); el nivel de ingresos...

La profesora sí señaló que la oferta en las islas es bastante amplia con lo que habría un "entorno facilitador". Ella trabajó varios años en Metges del Món realizando salidas a clubs y pisos, que es donde más prostitución hay, recordó, aunque el imaginario nos haga pensar en seguida en las mujeres en la calle.

Para su tesis doctoral ha analizado todas las investigaciones hechas sobre los puteros (pocas) y las estadísticas existentes (todas muy antigüas). Ha entrevistado además a 34 hombres de las islas, algunos que han pagado por mantener relaciones sexuales y otros que no.

Entre una cosa y otra, una de sus primeras conclusiones es que no existe un perfil de cliente. Se ha topado con el discurso de masculinidad hegemónica en hombres que han acudido a la prostitución, pero también en otros que no, que lo descartan porque , dicen, "no hay conquista si pagas" (tienen incrustada esa idea de que tienen que ser conquistadores) o por "rechazo a la promiscuidad" de la mujer prostituida. "También hay machismo, racismo y clasismo ahí", apuntó. Algunos no han pagado, pero sí han acompañado a amigos a clubes o han cerrado tratos ahí.

Entre los que pagan o han pagado alguna vez algunos le han explicado que no solo se compra sexo: "También cariño, juventud, (...), el poder dominar, tratar de forma desconsiderada a una mujer, humillar o ser humillado". Otro habló de "comprar placer", acotándolo no solo al goce sexual sino también al gusto que da poder "alardear" de tener dinero y "poder subir con cinco chicas a la habitación delante de todos".

Casi 15.000 inscritos

Martín ha contactado con seis de los 34 hombres que ha entrevistado a través del citado foro de puteros, donde los participantes se clasifican según el grado de frecuencia con el que acuden a la prostitución (como el 'puterillo' o el 'putero de los pies a la cabeza'). Ayer había 14.919 inscritos (como 'Hombre cliente' o 'Profesional Escort').

El foro es para muchos el "sitio ideal" para iniciarse, además de contribuir "a reforzar su identidad como cliente" explicó Martín: "Les sirve para reafirmarse, para aprender a ser putero". Muchos usuarios comparan el comprar sexo "con cualquier otra actividad de ocio": algunos llevan recuentos propios, como los registros personales que se anotan los deportistas, y los hay que hablan de la prostitución como "su afición favorita".

Con su tesis aún en proceso, Paloma Martín ya ha esbozado algunas primeras conclusiones, como la patente necesidad de una educación afectivosexual y de investigar mucho más a los prostituyentes.

Plantea además realizar trabajos de intervención con los clientes para reducir los daños que sufren las mujeres prostituidas, que están expuestas en muchas ocasiones a situaciones de riesgo, advirtió la investigadora, que recordó que muchos prostituyentes buscan por ejemplo relaciones sin protección e incluso están dispuestos a pagar más por éstas. La doctoranda propone también diseñar medidas de intervención sociosanitaria con estos hombres.

Ellos

Enrique Javier Díez es profesor de la Universidad de León e integrante de Zeromachos, red de hombres contra la prostitución, actividad que, según indicó ayer en Palma, es "una de las vulneraciones de derechos humanos más atroces" y "una forma de esclavitud incompatible con la dignidad y los derechos fundamentales de las mujeres". Y en ese contexto, indicó, "no cabe" de ninguna de las maneras hablar de regulación, por más que se intente fundamentar, desde el sector neoliberal, en un supuesto "consentimiento libre". Díez insistió en que si no hubiera demanda no habría prostitución y por eso hay que poner el foco en los puteros, que hoy día siguen encontrando complicidad social. Quiso aclarar que no hay justificación biológica que valga: "Si no bebemos o no comemos, nos morimos; pero si no follamos, no nos morimos, os lo aseguro". La única explicación es la desigualdad.

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