El plástico está colonizando los mares y generando un gran impacto en estos ecosistemas, pero dentro de este contexto tan poco optimista la Universitat de les Illes Baleares ha informado hoy de una buena noticia: ha detectado el "espectacular" potencial de microbios marinos para degradar aditivos presentes en los plásticos que llegan al mar.

Así lo señalan los investigadores Rafel Bosch y Joseph Christie-Oleza, de grupo de Microbiología, que describen su hallazgo en un artículo publicado en la portada del último número Environmental Science & Technology. La UIB colabora en esta investigación con Universidad de Warwick (Reino Unido).

Este grupo hace años que estudia el proceso de degradación del plástico, fijándose no sólo en los polímeros que lo constituyen sino también en los compuestos que se le añaden, los aditivos. "Cada material plástico es diferente y tiene diferentes aditivos, algunos son tóxicos y están prohibidos", recuerda Joseph Christie-Oleza, "y algunos de estos aditivos se liberan cuando llegan al medio marino". Al acabar en el mar, los residuos plásticos son "colonizados" (en cuestión de minutos u horas) por microorganismos, creando un biofilm o comunidad de microbios.

Aislando y analizando 42 cepas microbianas provenientes de residuos plásticos recogidos en el mar los investigadores han quedado sorprendidos de su gran "poder biodegradador" de los aditivos plásticos. Para llegar a esta conclusión, Bosch y Christie-Oleza han seguido un largo proceso, secuenciando el genoma de estos microbios, realizando un análisis de sus proteínas y de su proceso metabólico, para así poder ver qué estrategia usan para biodegradar. En concreto, han podido definir las vías metabólicas utilizadas por dos bacterias aisladas de microplásticos marinos para degradar tres plastificantes diferentes (DBP, DEHP y ATBC).

Descubrir cómo lo hace abren el camino para establecer mecanismos de desintoxicación y enzimas con amplio potencial biotecnológico. "Hay grupos que trabajar buscando crear consorcios sintéticos con una función en sistemas controlados", apunta Joseph Christie-Oleza, que señala que sería interesante poder estudiar también enzimas con potencial biotecnológico para biodegradar los polímeros.

La industria sustituye progresivamente los plastificantes más tóxicos por otras alternativas menos perjudiciales que se puedan degradar de manera natural en el medio natural. Ahora bien, la biodegradación de los plastificantes en entornos marinos todavía tiene aspectos inexplorados, de ahí la importancia de esta aportación de la UIB, que hace una llamada a incluir el plástico colonizado por biofilms a los estudios de ecotoxicidad.

El investigador subraya la necesidad de que la industria del plástico vaya cambiando el modelo dejando atrás o reduciendo el uso de polímeros como el polietileno, el poliestireno y el polipropileno. Conforman más del 50% de la producción global de los plásticos y son los utilizados para los objetos de plástico de un solo uso y al liberarse llegan más lejos y tardan más en degradarse. Existen otras alternativas de polímeros como el poliéster, señala Christie-Oleva, que dura menos y desaparece antes del ecosistema marino.

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