En público, han tratado de disimular. Sin embargo, la tensión entre ambos era un secreto a voces. La frialdad, evidente. Siempre efusivo, Jaume Font, se le veía distante. Josep Melià, apenas intercambiaba alguna frase en los plenos con el pobler. La crisis ha acabado por estallar ahora, pero la relación entre Font y Melià lleva ya un año rompiéndose. Demasiados desencuentros, en algunos casos ya casi buscados en un intento de marcarse el uno al otro. La confección de las listas, el naufragio de un posible acuerdo para gobernar en el Consell, el rumbo o el funcionamiento del partido, han acabado enfrentado una y otra vez a los dos fundadores de El Pi, hasta que el más impulsivo de ellos, Font, ha dicho basta, dando portazo y dejando la presidencia del partido regionalista.

Dos reuniones esta semana lo precipitan todo, pero el divorcio entre ambos llevaba cocinándose desde principios del año pasado. Las primeras suspicacias llegan a la hora de confeccionar las listas. Font quiere cambiar el número dos y tres de la lista al Parlament. Con Melià de candidato a Palma, ficha a Lina Pons como número dos y para compensar a la entonces dos, Maria Antònia Sureda, le propone que sea la número tres al Consell. Pero ésta lo rechaza, entiende que se la está relegando y prefiere centrarse en Artà. El alcalde de Sencelles, Joan Carles Verd, también se rebota. Melià no cede en su plaza y a partir de ese momento, los miembros procedentes de Unió Mallorquina cierran filas.

La desconfianza se instala los siguientes meses y durante la campaña. Sin embargo, es tras las elecciones cuando empiezan a sucederse los choques. Font busca rentabilizar sus tres escaños en el Consell y la socialista Catalina Cladera se abre a cederle una o dos consellerias insulares a El Pi. El pobler lo ve una oportunidad de demostrar cómo gestiona el partido y aplicar su programa,y propone explorar esa posibilidad, pero Melià y su entorno le frenan. Pactar con el PSOE supone gobernar también con Podemos, algo que el partido se había comprometido a no hacer en campaña. La ruptura en ese momento entre los dos líderes empieza ya a ser total.

Cambio de rumbo

Font cree que el partido debe hacer algo, que debe haber una reacción después de los resultados. El presidente plantea un cambio de rumbo y de mensaje, enfatizar el tono regionalista, alejarse del nacionalismo y ahuyentar toda duda de independentismo. Melià y su entorno se oponen, creen que hay que marcar pefil ideológico. En un tenso Consell general en Inca, Font acaba estallando, amaga con abandonar y el partido se encomienda a una futura convención para acabar resolviéndolo.

Miquel Munar para poner paz

Los siguientes meses Font trata de reestructurar el partido. Quiere cambios. Pero en todo, se encuentra con la negativa de Melià. El malestar crece tras la cena de Navidad, cuando el sector de Melià interpreta el discurso de Font en el que defiende abrir el partido, como un giro para abandonar el regionalismo. La tensión entre el pobler y Melià, es ya asfixiante.

Ahí aparece Miquel Munar, el expopular que acabó primero en UM y luego en Convergència per les Illes, se ofrece como mediador. Tanto Font como Melià aceptan.

Todo se precipita el pasado lunes. Font reúne a la cúpula y propone toda una serie de cambios en la organización. El pobler propone a Munar de coordinador, a Lina Pons y a Joana Xamena para dos secretarías y sacar a Damià Perelló, próximo a Melià y en quien ha perdido la confianza. El resto los mantiene: Antoni Amengual, Rafel Ballester, Josep Franco o, por supuesto Melià y Xisca Mora.

Melià se cierra en banda y con un "no estoy de acuerdo" trata de zanjar la discusión. Font apela a los estatutos y a sus facultades como presidente, algunos miembros le apoyan, otros guardan silencio y Mora pide consensuarlo.

El pobler amenaza con dimitir y les convoca al día siguiente. Las posturas son las mismas. Enroque total. Font anuncia su dimisión.

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  • Font se enfrenta a Melià por el rumbo de El Pi
  • La ruptura entre Jaume Font y Josep Melià es total
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