—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Presidió la Federación Hotelera de Balears o todo Balears?"

—Intentamos lo segundo y sacamos buen partido de lo primero. Los hoteleros siempre quisimos gobernar Balears, velar por el interés general como principales actores económicos.

—En cambio, de Armengol no sabemos si preside Balears o a los hoteleros.

—Paradojas de la vida. Me sorprende pero, si no puedes con tu enemigo, únete a él. No creo que los hoteleros pierdan con esta relación y, si se lleva con inteligencia, ganamos todos.

—¿Formó usted parte de un Govern paralelo en tiempos de GovernJosé Ramón Bauzá

—Tenía y tengo muy buena conexión con el president, así que intentamos hacer lo que convenía. Se le pueden achacar a Bauzá muchos defectos, pero tomó una serie de decisiones acertadas, valientes y en algunos aspectos revolucionarias, como el TIL o la Ley Turística.

—¿Sería usted ministro de Turismo si hubieran ganado las derechas?

—Todo se andará, porque dedicarme a la política y ser ministro de Turismo es mi siguiente paso.

—¿Le despidió el año pasado Don Miguel Fluxá?

—Nos despedimos mutuamente. Fue doloroso pero inevitable. Me quedo con los excelentes recuerdos y alguna decepción. La confianza que depositó en mí durante tantos años Don Miguel me permitió alcanzar altas cotas.

—Repito, ¿fue usted víctima de la guerra por la sucesión de Don Miguel Fluxá en Iberostar

—Los cambios generacionales nunca son pacíficos. Se planteó una situación tan inevitable como inesperada, y mi salida era seguramente lo más adecuado para ese momento, seguramente.

—¿Ha quedado desencantado de los grandes hoteleros?

—Sigo pensando lo que te dije un día, nunca tantos debieron tanto a tan pocos. No me ha afectado lo que me pasó.

—¿Permanecerán las grandes dinastías hoteleras?

—Está por ver. El destino de Mallorca depende de la transición en las grandes empresas familiares, y el futuro no está escrito.

—Casi me desmayo al verle aplaudir el decreto contra el turismo de borrachera.

—Ya era hora, se ha tardado demasiado. Todos tenemos que hacer un ejercicio de mesura y de confraternización con el adversario, y el conseller Negueruela tiene buenas intenciones pese a su trayectoria anterior o sus vecinos de silla.

—¿En qué momento se pasan los hoteleros a Vox?

—El PP está recogiendo los errores que sembró: Descontento, apatía y desideologización absoluta.

—¿Qué hubiera pagado por ser Gabriel Escarrer leyéndole un duro discurso a Pedro Sánchez en Exceltur?

—Escarrer me pareció oportuno, directo, correcto y respetuoso. El presidente del Gobierno tiene que escuchar de primera mano las verdades que no desea oír.

—Pablo Iglesias dice que Blackstone es un fondo buitre.

—Clásica boutade del cuñao en la cena de Navidad. Una simpleza que denota ignorancia supina, impropia de un vicepresidente del Gobierno de España.

—Del catalán ni le hablo, porque me incendia la página.

—Además de hablarlo en la intimidad, me parece estupendo que lo usen los catalanes. Los mallorquines, menorquines, ibicencos y formenterenses tienen su lengua propia, y vamos a ser respetuosos con esas variedades. No hagamos colonialismo lingüístico a partir de una historia como mínimo maquillada, o inventada a secas.

—Usted nunca entenderá a los mallorquines.

—Tengo hondas raíces en esta tierra, y sigo preguntándome a diario por qué los mallorquines son así. Algún día entenderé la mística de un territorio tan aislado y abandonado.

—¿Qué hotel mallorquín es el más caro?

—Formentor y Mardavall se llevan la palma, por poner precio a piezas inapreciables en cuanto únicas.

—Por fin hemos echado a los malditos ingleses.

—Lamento que un pueblo inteligente haya tomado una decisión tan anodina como el Brexit. Cabría esperar algo así de Gabriel Rufián, pero no de Boris Johnson.

—Los hoteleros temen más a Podemos que los turistas.

—Porque tenemos más cerca a los de Podemos. Al escucharlos, es mejor no entender lo que dicen. Sus modelos han fracasado en todo el mundo.

—Mallorca 2030.

—Éxito total, si hacemos bien las cosas que están en nuestra mano y no nos empeñamos en demonizar ese éxito.

—Nunca tuve muy claro si usted es hotelero.

—Soy hotelero sin hoteles.

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