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Boulevard

Mallorca se rinde a la pederastia de lujo con fondos públicos

Fallece Terry Jones y John Cleese trae al Auditórium "La última oportunidad de verme antes de que me muera".

Mallorca se rinde a la pederastia de lujo con fondos públicos. Los ciudadanos pagan los viveros que nutren a oscuras la prostitución tutelada, en cuanto surgida de los presuntos centros de protección del Consell. Siete de ocho menores de acogida en la última redada de altos vuelos de la Guardia Civil en Calvià, ¿quedan claras la proporción y la nula respuesta?

Los clientes de lujo forman una hermandad semisecreta. Ni siquiera se rigen por el sexo dionisiaco, sino por el poder. Carecen de temor a exponerse, porque se saben inexpugnables. Basta colocar a uno en cada peldaño supuestamente represor, para garantizar la estanqueidad. Podemos fingir escándalo, como Claude Rains al descubrir que se juega en Casablanca, pero la nula divulgación de la red no se debe a que fuera infinitésima, sino dominante.

De ahí la tristeza de comprobar que se han expandido a Corea los tentáculos de un comportamiento más típico del barrio catedralicio, de las mansiones de Son Vida, de los hoteles de lujo de Calvià o del cotizadísimo es Portitxol. (Supongo que nadie se ofenderá de la designación toponímica, dado que se ha aplicado con liberalidad pornográfica al barrio de Corea y a sus gentes decentes para crear alarma).

Cuando los presuntos agresores son jeques arábigos sorprendidos por error en la red, reciben cartas exculpatorias de nuestros Reyes. Por eso los clientes actúan con deliberación, sin más que adoptar precauciones superficiales como escamotear la salida del menor del centro o llevarlo al propio domicilio y fundirlo con el hogar familiar. Así ocurrió con Rodrigo de Santos, y con otros casos más recientes en instituciones de acogida.

Quién iba a sospechar que el concejal ultracatólico del PP cometiera los abusos a menores por los que fue condenado. No es la excepción, pero confirma la regla porque solo recibió el castigo por el delito sexual cuando ya había sido hundido previamente por corrupción económica. También aquí se registró la ola de incredulidad y simpatía que comparten todos los autores, religiosos y civiles, de abusos de menores.

Perfecto, la sociedad se alinea con los abusadores en cuanto poseen la influencia necesaria, está encantada de convivir con ellos porque el endurecimiento de penas es para pobres. Solo cabe acatar, pero ahórrense minutos de silencio y asuman una vigorosa prostitución tutelada estructural, de la que nunca habían informado abiertamente. En Palma hay calles y plazas dedicadas a ilustres pederastas, con las víctimas soportando la afrenta suplementaria.

Los ladrones no acuden a los bancos por su arquitectura funcional, sino porque allí hay dinero. Los pederastas sobrevuelan los centros de acogida porque allí hay menores, desintegrados y a quienes nadie va a creer. Aquí entran en juego las instituciones encargadas en apariencia de protegerlos. Bastaría mencionar a un presunto Defensor del Menor que desacredita al Govern entero. En su hilarante incompetencia, ha tenido que sufrir que el Defensor del Pueblo español le muestre el camino que debió emprender hace años.

Ningún actor político, policial o judicial puede interceptar, sin implosionar, a la pederastia de lujo con fondos públicos. En lo político, basta evocar de nuevo a Rodrigo de Santos, mirlo blanco del PP. Con la mafia de la Policía Local más la corrupción en el seno de la Policía Nacional que consta en el mismo sumario, tampoco cabe esperar nada de este sector. La Justicia podría presumir de la primera condena a un sacerdote, pero esto nos obligaría a remontarnos al primer intento fallido de procesar al mismo capellán por el mismo caso. Y a relatar la intercesión episcopal a su favor, con el listado de personajes involucrados. El sindicato de los favores mutuos.

Fallece Terry Jones, pero la noticia es que John Cleese trae al Auditòrium el espectáculo La última oportunidad de verme antes de que me muera. Vean El oficial y el espía, si desean descifrar la trama de esta página. Salvo que, a diferencia de Francia, nadie en Mallorca va a jugarse el pellejo para desentrañarla.

Reflexión dominical asexuada: “El que esté libre de sexo, que tire la primera piedra”.

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