Un joven de 29 años aceptó ayer en la Audiencia de Palma una pena de nueve meses de prisión y 60 días de trabajos comunitarios por envolver con cinta de embalaje el cuerpo de su expareja, inmovilizarla y sacarla por la ventana a mediados de mayo de 2019 en la ciudad, pese a una orden judicial que le prohibía acercarse y comunicarse con ella.

El acusado, que estuvo preso preventivo dos meses, reconoció los hechos ante el tribunal. En un principio, se enfrentaba a once años de cárcel por parte de la fiscalía, pero ayer el ministerio público retiró el delito de homicidio en grado de tentativa al no haber pruebas de cargo y mantuvo los delitos de maltrato y quebrantamiento continuado de medida cautelar contra él. La acusación particular estuvo de acuerdo.

El maltratador aceptó llevar una pulsera telemática durante cinco años para controlar que no se acerque a la víctima. Tampoco se puede comunicar con ella y se le ha privado del derecho a la tenencia de armas por dos años.

El joven tenía vigente un auto de fecha 10 de abril de 2019 que le prohibía aproximarse y comunicarse con su expareja. A sabiendas de esta resolución, pocos días después de haber sido dictada, siguió manteniendo contacto con su excompañera sentimental a través de redes sociales como Instagram y la aplicación WhatsApp y también de forma directa en fechas posteriores. Según la fiscalía, el acusado incluso llegó a reanudar la convivencia con la víctima.

El pasado 20 de mayo de 2019, sobre las nueve de la noche, pese a estar en vigor la orden de alejamiento, el procesado mantuvo una fuerte discusión con su expareja en un domicilio de Palma. Durante la disputa, él la insultó llamándola puta y le dijo que la mataría. Acto seguido, la agarró con fuerza por los brazos y la cabeza, envolvió su cuerpo con cinta de embalaje, la inmovilizó y la llevó hasta una ventana de la casa. Allí, la colocó sobre el alféizar y la dejó con medio cuerpo en suspensión sobre el vacío. La víctima gritó pidiendo ayuda. Al final, él volvió a entrarla en la vivienda y ella logró marcharse de casa.