Taltavull presentó anoche la primera carta pastoral que ha escrito desde que hace tres años fue nombrado obispo de Mallorca. Un texto que es el reflejo de un año y medio de trabajo, donde detalla sus reflexiones sobre determinadas cuestiones que afectan, no solo a la Iglesia, sino a la sociedad en general. Una carta que el propio obispo se ha encargado de enviar al papa Francisco.

El obispo titula la obra como "bautizados, confirmados y enviados" y pretende, según explicó ayer, que sus reflexiones sirvan para "combatir el desánimo" que ha detectado, también en la propia Iglesia. "Percibo a mucha gente desanimada, no solo con la Iglesia, sino con la sociedad en general y que prefiere dejar las cosas como están, en vez de intentar que las cosas cambien".

El religioso pretende que esta obra escrita encienda un profundo debate. Quiere que este texto sirva para que se pueda discutir su contenido, desde diferentes posiciones, y por ello abre la puerta a todo católico a que exprese las ideas que considere que pueden ayudar a la Iglesia.

También reflexiona sobre la constante pérdida de fieles que está sufriendo la Iglesia y sobre todo, el poco interés que está generando la institución entre los más jóvenes. Ante lo que considera que es un "un sentimiento de soledad y de fatiga apostólica", el máximo responsable de la Iglesia de Mallorca apuesta por cambiar la estrategia para recuperar la confianza de la población. Cree que no es excusa que la complicada situación que sufre la sociedad justifique que la Iglesia no afronte los nuevos tiempos, con la enseñanza del Evangelio.

El religioso no evita pronunciarse sobre diferentes cuestiones que afectan a la sociedad y cree que la Iglesia debe mantener una posición firme cuando se tratan temas como pueden ser la política, la economía y todos los problemas sociales. Y cree que es importante que los religiosos escuchen las reflexiones que pueden aportar los agnósticos. "Los nuevos tiempos reclaman nuevas respuestas".

El obispo se mostró crítico ante el comportamiento que mantienen muchos católicos, como por ejemplo aquellos que participan en las procesiones de Semana Santa pero que el resto del año no se implican en las actividades de la Iglesia. "De qué sirve sacar una imagen a la calle, cuando el resto del año no saben ni coger a un enfermo", reflexionó, para recordar que una procesión "no es un desfile". También se mostró molesto con la utilización que se realiza en determinadas fiestas populares de la imagen de símbolos religiosos., en referencia explícita a Sant Sebastià. Taltavull abogó por la enseñanza obligatoria de la religión en los colegios "como contenido cultural".