El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, dejó ayer muy claro que la Iglesia no puede permanecer pasiva y mirar hacia otro lado ante los casos de abusos a menores cometidos por sacerdotes. Y que por este motivo se debe actuar con contundencia y mantener una "tolerancia cero" ante estas denuncias. Su posición frente a uno de los problemas más graves que ha tenido que afrontar la organización católica la describe en la primera carta pastoral que ha escrito desde que hace tres años fue elegido para dirigir la Iglesia de Mallorca. Un escrito que fue presentado anoche y en el que hace una reflexión, en ocasiones muy crítica, con el inmovilismo de la organización que le ha llevado a perder fieles.

Taltavull reflexiona sobre la vulneración de los derechos humanos, entre ellos los abusos sexuales, como síntoma "de una sociedad enferma".

El obispo cree, y así lo refleja en su carta, que la Iglesia ha reaccionado "inmediatamente y con contundencia" ante las denuncias de abusos a menores cometidos por sacerdotes. "La Iglesia se ha visto afectada por un porcentaje mínimo (de casos) e inferior a otros colectivos, pero insistentemente presente en los medios de comunicación, lo que ha afectado a su credibilidad". La contundencia "no exime que se pueda sentir el peso de la vergüenza, ni de la obligación moral de pedir perdón"., afirma en la carta pastoral. Para evitar que estos casos se repitan en un futuro, hay que "asegurar la prevención, la máxima protección y una cuidada y firme educación" en centros escolares y actividades de catequesis.

Sebastià Taltavull cree que no se debe olvidar el comportamiento que tuvo Jesús, y que se describe en el Evangelio, cuando atendió a niños que estaban en una situación de exclusión. "Fueron puestos en un lugar privilegiado y les dio acogida". Y en este sentido, recuerda que los textos religiosos describen la radical reacción que tenía Jesús cuando se atentaba contra la dignidad de un menor. "Al que hace caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le atasen al cuello una piedra de molino y lo tirasen al mar".