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Entrevista

Cristina Gutiérrez: "Hemos mecanizado la educación de los niños, el sistema no respeta su naturaleza"

"Uno de los males actuales es el síndrome de familia perfecta, con un niño perfecto con todo programado antes de nacer"

Cristina Gutiérrez posa para esta entrevista en CaixaForum Palma. guillem bosch

Cristina Gutiérrez fue ayer una de las protagonistas del ciclo de conferencias EMOciona Tour, organizado por EduCaixa y La Granja y dirigido a docentes. En el acto, celebrado en CaixaForum, Gutiérrez (Alemania, 1967) junto a Eva Bach, Arantxa Ribot y David Bueno, expusieron la necesidad de la educación emocional.

P ¿Qué es una educadora emocional?

R Es una profesional de la educación que se ocupa de acompañar o ayudar a niños, jóvenes y adultos a entender qué sienten, para qué lo sienten y cómo pueden ser ellos los que gestionen sus emociones, en lugar de que sean sus emociones las que les gestionen a ellos. Es decir, que no sea mi miedo el que tome las decisiones.

P ¿Eso no lo necesitamos más los adultos que los niños?

R Todos tenemos la capacidad para gestionar bien las emociones. Se trata de utilizar las herramientas para hacerlo, que en este caso es la educación emocional. Cuanto más analfabeto seas emocionalmente, más tendrás que entrenarte. Hay niños, jóvenes y adultos con una inteligencia emocional más desarrollada de manera natural, pero además del talento se necesita entrenamiento. Las emociones pueden ser nuestras aliadas o nuestras peores enemigas.

P ¿Por qué la neurociencia es clave en la educación?

R Hay gente que cree que las emociones muestran debilidad, que hay que esconderlas. La neurociencia demuestra en educación que las emociones positivas ayudan a sacar buenas notas, a un mayor éxito escolar y a sentirse bien. Generar emociones de bienestar en el aula ayuda a que haya mejores resultados académicos. La neurociencia demuestra empíricamente esto.

P ¿Qué carencias tiene la educación actual?

R Basamos la educación en el coeficiente intelectual y en una inteligencia que se centra sobre todo en la memoria, en las matemáticas... Cuando hay un niño que no tiene esa manera natural de funcionar, queda descartado, como si no sirviera. Defiendo un sistema que vea al niño y no se centre en educar clones. Hemos mecanizado la educación y el sistema educativo no respeta la naturaleza de los niños. Creo que la educación ha de hacer un cambio de mirada y tener en cuenta que los niños, como seres humanos, necesitan poder moverse, expresar lo que sienten, saber quiénes son ellos. Damos importancia a las notas y no a si ese niño sabe cuidar a sus compañeros, hermanos, padres, si empatiza con los demás, si se quiere a sí mismo. Hay muchos niños que me dicen: “yo soy una mierda”.

P ¿Ha notado un cambio en los niños por este motivo?

R Llevo 37 años trabajando con niños, por La Granja pasan 18.000 cada año, y nunca me había encontrado tantos niños y jóvenes con tantas carencias emocionales como ahora, con miedos, con bajas autoestimas. En 2002, cuando llevaba más de 20 años me di cuenta de que todo lo que me había funcionado dejó de hacerlo. Los niños no me escuchaban como antes y no lograba modular actitudes y comportamientos. Empezamos a probar cosas diferentes y tras doce años acabamos creando el Método la Granja, basado en la educación emocional, que consigue que vuelvan a escuchar.

P La mayoría de los niños parecen pegados a un móvil.

R Es un buen escondite. Mi recomendación es que vean fuera cosas suficientemente interesantes. Los niños me dicen que cuando llegan a casa sus padres les hacen preguntas que llaman “cutres”, como por ejemplo eso de “¿qué tal hoy?”. El niño responde que “bien” y ya está, porque ha hecho lo de siempre. En vez de eso le puedes preguntar cuál ha sido su mejor y peor momento del día y si no contesta, decirle: “¿quieres saber cuál ha sido mi mejor momento? Entonces verás cómo tu hijo deja el móvil y escucha, porque los niños son curiosos por naturaleza. Una niña de 6 años, Julia, me dijo que sus papás siempre le hablaban de lo que necesitaría cuando fuera mayor, pero nunca le preguntaban lo que necesitaba ahora. Uno de los males de nuestra generación es el síndrome de la familia perfecta: una casa perfecta, un trabajo perfecto, un cuerpo perfecto, los dientes blancos y para completar ese cuadro hago un niño perfecto. Antes de nacer lo tengo todo programado para el niño, que va siguiendo el plan marcado hasta que... Un niño de siete años me dijo: “la felicidad de mis papis depende de mí”. ¿Imagina la presión que supone eso?

P Critica que el sistema educativo poco a poco va apagando los sueños y hace desaparecer la pasión. ¿Qué habría que cambiar para evitarlo?

R Si quieres que tus hijos tengan grandes sueños, o los niños que están cerca de ti, solo tienes que hacer una cosa: empezar tu a tenerlos. La creatividad, el creer que todo es posible, la humildad, el optimismo... Nos gusta estar con esas personas. Si Thomas Edison no hubiera sido perseverante a pesar de los errores y las críticas, hubiéramos tardado mucho más en tener luz. El coraje de una sola persona es capaz de cambiar el curso de la historia. ¿Por qué tu hijo no puede ser ese?. Lo que pido es que el sistema educativo no inhiba esta curiosidad innata de los niños.

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