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Las menores son explotadas por personas conocidas

A diferencia de lo que se suele pensar, es habitual que las jóvenes bajo la tutela de la Administración que son víctimas de explotación sean abusadas por personas conocidas.

A diferencia de lo que se suele pensar, es habitual que las jóvenes bajo la tutela de la Administración que son víctimas de explotación sean abusadas por personas conocidas.

"Los estudios muestran que habitualmente las personas abusadoras son sus 'parejas' [una figura conocida como el lover boy, que también hace de gancho para captar mujeres para las redes de trata] o allegadas con la que sienten que han establecido una relación". Así lo indican Susana Pulido y Antonio Rivas, de la Fundación Amaranta, en el artículo Explotación Sexual de menores en situación de vulnerabilidad social, un capítulo del volumen editado en 2019 por la UIB Vulnerabilidad y Resistencia: experiencias investigadoras en comercio sexual y prostitución.

La parte firmada por estos trabajadores comienza alertando de que los profesionales que trabajan con estos menores han detectado un aumento de los casos de explotación sexual "por parte de grupos cada vez más organizados".

Los autores advierten de que la explotación sexual "puede tomar diferentes formas": desde una "aparente relación consensuada" donde el sexo es intercambiado "por atención, regalos, alojamientos o drogas" hasta "abarcar organizaciones más numerosas y complejas como bandas de crimen organizados".

Aunque tras los casos destapados estas semanas la Delegación de Gobierno asegure que no existen redes de explotación sexual, este artículo señala que los explotadores sexuales "suelen estar bien organizados". Actúan como las redes de trata de países del este.

"La captación se produce en áreas donde los menores se reúnen sin mucha supervisión parental como centros comerciales, parques, cafés, estaciones, lugares donde hay wifi gratis" o también "en sitios web". Los captadores saben que "son presas fáciles".

Usan la figura del lover boy para captarlas (el chico que bajo la apariencia de novio las embauca) y luego se produce la explotación, "donde el control de los menores suele ser a través del móvil y de redes sociales como Facebook".

Las casas abandonadas son uno de los sitios donde se produce la explotación "confundiendo las redes con el movimiento okupa".

También detectan explotación por grupos informales o no o organizados "e incluso puede darse que las propias víctimas faciliten el contacto de otras menores a sus abusadores". Los autores ven en este hecho "una estrategia para pasar más desapercibida frente al explotador".

No se ven como víctimas

Es "muy común" que los menores que están siendo explotados no se reconozcan como tales, indica el capítulo, "e incluso que tengan la falsa creencia de que están actuando voluntariamente". Este hecho dificulta la intervención.

Los trabajadores de la Fundación Amaranta señalan que con los menores extranjeros no acompañados que son víctimas de trata es una buena solución trasladarlos a la península ya que no tienen arraigo, pero en el caso de los menores víctimas de explotación el traslado "es un fracaso" ya que se les aleja de los explotadores, pero también de sus amigos y familias y enseguida intentan volver.

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