Insultos, humillaciones, vejaciones, menosprecios y duros castigos que se prolongaron en el tiempo. Este fue el clima que vivió una familia de la isla durante varios años. El responsable de estos hechos fue condenado hace unos días en Palma a trabajos comunitarios y el pago de 5.000 euros de indemnización por un delito leve continuado contra la integridad moral por vejar a su entonces pareja y a los dos hijos de ella, que en aquellas fechas eran menores.

El acusado, español de mediana edad, reconoció los hechos en un juzgado penal de la ciudad. Se declaró autor de un delito leve continuado de injurias y vejaciones. El hombre aceptó una pena de 30 días de trabajos en beneficio de la comunidad y la prohibición de aproximarse a su exmujer y a los dos hijos de esta, que ahora ya son adultos, a menos de 150 metros por un periodo de seis meses.

En concepto de responsabilidad civil, el encausado se conformó con el pago de una indemnización de 5.000 euros a los tres familiares: 3.500 euros para su expareja, 1.000 euros para el hijo de ella y 500, para la hija de esta.

La fiscalía, la acusación particular y la defensa alcanzaron un acuerdo, lo que evitó la celebración del juicio. Tras admitir los cargos el denunciado ante la sala, el magistrado dictó sentencia 'in voce' y le condenó por un delito leve continuado contra la integridad moral. La sentencia es firme.

Los hechos se denunciaron primero en 2007 y este proceso se archivó. Luego, una segunda denuncia, en 2016, prosperó. El acusado se casó con la víctima en 2004. Fruto de esta relación tuvieron un hijo en común. Tres años más tarde, en 2007 la pareja se separó, pero siguieron teniendo relación debido al hijo que ambos tenían juntos. Durante la época en la que convivieron, la mujer además tenía dos hijos de otra relación, que en aquellas fechas eran menores de edad.

Según la versión de la fiscalía, el hombre insultaba y vejaba a la perjudicada, así como a los hijos de ella. Estas humillaciones se prolongaron en el tiempo. El acusado profería frases y descalificaciones a la víctima como "inútil", "puta", "no sirves para nada". También insultaba a la hija de ella diciéndole "puta" o "drogadicta".

Mientras, al hijo de su pareja le vejaba y le sometía a castigos como no dejarle salir de según qué estancias de la casa o decirle que le iba a hacer lamer el suelo, según el ministerio público. También le despertaba de forma sorpresiva arrojándole encima un vaso de agua o bien les advertía diciéndoles que los iba echar fuera de casa, a la calle, lo que les produjo un perjuicio.