El centenario de la muerte de Miquel dels Sants Oliver (Campanet, 4 de mayo de 1864-Barcelona, 9 de enero de 1920) ha servido para recordar, una vez más, la influencia del intelectual mallorquín en las distintas facetas en las que destacó, comenzando por el periodismo y siguiendo por el ensayo, la poesía, la narrativa, la historia y la política. Primer teórico del mallorquinismo político o como le han llegado a recordar "padre del regionalismo balear", no sólo fue una de las más destacadas figuras de finales del Siglo XIX y principios del XX en el escenario político y cultural, sino que también fue el precursor de la industria turística y de la modernización de la sociedad mallorquina.

"Fue el primero que elabora un corpus teórico de un pensamiento propio de Mallorca y precursor de movimientos que después pedirían la autonomía", resalta el historiador Antoni Marimón, estudioso de la vida y obra de Oliver. En 1889 publica La cuestión regional, la primera obra del regionalismo balear que defiende como alternativa al centralismo que sumía a las islas en el el atraso económico, social y político. En un contexto de profunda crisis en España, Oliver defendía que "las regiones debían regenerar el Estado, pero Balears sufría un ahogo por un centralismo potente que impedía que las regiones se desarrollaran", resalta Marimón.

En el mismo sentido se expresa Ignasi Serra, filólogo y prologuista del último volumen de las obras completas de Miquel dels Sants Oliver, dedicado a los artículos costumbristas que publicó. "Intentó despertar conciencias en una sociedad mallorquina que en aquella época era muy cerrada, apostando por dinamizar la economía y acercarnos a Europa", afirma Serra. Para Pere Rosselló, catedrático de Filología Catalana y Lingüística de la UIB y director de la edición de las obras completas, publicadas coincidiendo con el centenario del fallecimiento de Oliver, fue un "avanzado" a su tiempo al defender un Estado similar al actual sistema de autonomías.

Esa misma característica mostró en lo que se refiere a su amor a la lengua catalana. "Fue un pionero de la narrativa en catalán en Mallorca, en un momento en el que en la isla se escribía poca novela y mucho menos en catalán", resalta Pere Rosselló sobre quien se considera uno de los responsables de la recuperación del catalán a finales del siglo XIX y principios del XX. Un ejemplo de su lucha en este ámbito: En 1897 decidió pronunciar en catalán su discurso en el acto de reconocimiento del poeta Marian Aguiló como hijo ilustre de Palma en la sala de plenos del Ayuntamiento, algo que no ocurría desde hacía más de dos siglos.

Todos estos aspectos destacan de una manera especial en su dedicación al periodismo, dentro de una intensa biografía, con la que dejó su huella en Mallorca al frente de La AlmudainaLa Almudaina, introduciendo el periodismo moderno en unos tiempos especialmente convulsos.

Hijo de Joan Lluís Oliver i Sabrafín, destacado periodista que dirigió entre otros medios La Almudaina, se trasladó en 1881 a Barcelona para estudiar Derecho, actividad que pronto quedó claro que no le apasionaba. En 1887 funda y dirige el semanario La Roqueta y realiza las primeras colaboraciones en La Almudaina. Tres años después publica Cosecha periodística y Aventures d'un mallorquí y en 1892 se licencia finalmente en Derecho en Barcelona.

Casi de inmediato comienza a trabajar como secretario del consejo de administración del Banco de Fomento Agrícola Balear, del que sería nombrado director gerente en 1898, un año después de convertirse en director de La Almudaina tras la muerte de su padre. En 1899 publicaba La cuestión regional, una de sus obras más significativas en la que expone sus criticas al centralismo estatal y reivindica la regeneración cultural, social y política de Mallorca. En 1903 publica Ensayos críticos. La literatura en Mallorca, que se considera el primer estudio sobre el proceso renacentista en la isla.

En 1904 su vida da un giro al decidir trasladarse a Barcelona, en donde empieza a trabajar en Diario de Barcelona, que acabaría dirigiendo. Desde las páginas de este rotativo comienza una campaña para popularizar la figura de Antoni Maura y defiende el entendimiento entre regionalistas y conservadores. En 1906 entra a trabajar en La Vanguardia y, próximo a la Lliga Regionalista de Cambó, tres años después forma parte del grupo de intelectuales que funda el Institut d'Estudis Catalans, que abandonaría en 1914 . En ese año publica El caso Maura, además de continuar con los estudios históricos sobre la Revolución Francesa, entre otras obras. En 1916 es nombrado director de La Vanguardia, y, un año después, elegido presidente del Ateneu Barcelonès. En 1919 padeció un ataque que le provocó una parálisis casi total y el 9 de enero de 1920 fallecía a los 55 años de edad.

Moderado, liberal y regionalista, pero no defensor del secesionismo, Miquel dels Sants Oliver asistió en Barcelona a la Semana Trágica, cuya violencia le impactó profundamente haciéndole rechazar los procesos revolucionarios. En lugar de estas vías, apostó por las propuestas regeneracionistas de Antoni Maura y su idea de 'la revolución desde arriba' preconizada por las élites gubernamentales, que fracasó ante la falta de apoyos con los que contó el político mallorquín.

Al frente de La Almudaina, Oliver apoyó con claridad a Maura, al que veía como un mallorquín cuya influencia en Madrid podía beneficiar a que se resolvieran problemas. Esto no era incompatible con su crítica profunda a la situación política mallorquina y española y su rechazo al trato del Estado a Balears.

Desde las páginas de La Almudaina, Oliver apostó por la modernidad y se mostró crítico con la Diputación Provincial y su falta de actuación ante la elevada emigración de mallorquines, sobre todo hacia Latinoamérica. Insiste en la necesidad de crear en Mallorca una industria turística y promueve el Gran Hotel, que se inaugura en 1903 y marca la llegada del modernismo a la isla. En el acto de apertura, Miquel dels Sants Oliver lanza un claro mensaje: "Se trata de la realización de un designio, de un ensueño, casi; de una revolución pacífica merced a la cual Mallorca puede hoy ponerse en pleno contacto con la Europa culta y entrar definitivamente en el comercio de la civilización universal".

Evidentemente su idea de turismo para la isla estaba ligada a una actividad de calidad y alejada de ese turismo de masas destructor del paisaje y patrimonio que amaba. En cualquier caso, los expertos en su vida y obra coinciden en que muchas de sus propuestas y análisis encajan, salvando las distancias, con la actualidad. También coinciden en que se trata del intelectual mallorquín más destacado de los dos últimos siglos y quien en mayor medida introdujo a la isla en la modernidad.

"Fue un visionario a nivel periodístico, cultural y social", resume Rosa Maria Bestard, alcaldesa de Campanet. La localidad natal, de Oliver, cuya biblioteca municipal lleva el nombre de su destacado hijo predilecto, prepara actos a lo largo del año que dedicará a su figura para conmemorar el centenario de su fallecimiento. El Consell de Mallorca también acogió un acto el pasado día 9 como homenaje al escritor y periodista, en el que se presentó el último volumen de sus obras completas. No será el último. La huella en la isla de Miquel dels Sants Oliver y su legado le hacen merecedor de un recuerdo especial.

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