P Su visita a Palma para participar en la charla sobre visibilidad LGTBI en las aulas, organizada por FAPA, ha estado precedida de acusaciones de adoctrinamiento desde Foro Baleares.

R Por desgracia es un tipo de mensaje que se ha extendido mucho últimamente. Tengo la suerte de que, al hablarlo desde la literatura, lo recibo mucho menos porque lo trato desde la ficción, que es el arma más poderosa. El hecho de crear referentes permite que los chicos y chicas de cualquier orientación o identidad tengan un lugar en el que verse. Los que acusan de adoctrinamiento no tienen la sutileza ni la formación necesaria para entender que la literatura es un instrumento de cambio. Subestiman el poder de la cultura.

P ¿Está creciendo la homofobia?

R Hay un repunte. No es que esté creciendo, sino que de alguna manera siempre ha habido una homofobia latente. Es como el machismo o el racismo, que creemos que no existe porque hemos aprendido lo que no se debe decir. Lo que ocurre ahora es que de repente el ascenso del neofascismo, de la ultraderecha, está permitiendo que se digan cosas que no debían decirse y que salga a la luz lo que seguía habiendo. No creo que sea algo nuevo, por desgracia está ahí. Ahora simplemente encuentra el momento de ladrar y atacar. Pero también tengo la sensación de que son los últimos estertores ante un cambio global. La mayoría de la gente no está en ese lugar, sino en el de la igualdad, la visibilidad. Más que un crecimiento, creo que hay gente que se ha quitado la careta. Eso no es malo, porque permite ubicarlos, pero sí hay que estar alerta para que no cale en las generaciones más jóvenes.

P ¿Detecta que está calando?

R Detecto que es fácil que se contagie. El adolescente tiende mucho a la polémica, a protestar. A veces encuentra esa protesta y cree que puede ser válida. Me han comentado muchos docentes que han encontrado comportamientos que antes no veían. Tenemos unas cifras de intento de suicido entre adolescentes LGTB muy superiores a las de los que no lo son. La comunidad docente está pendiente de eso, pero es que hay fronteras que aún hay que cruzar.

P ¿Cuáles?

R La visibilidad del profesorado LGTBI es una. Hay mucho miedo en muchos centros. También la visibilidad cultural.

P ¿Qué se puede hacer para frenar ese contagio?

R Creo mucho en la visibilidad cotidiana, porque genera referentes inmediatos. Yo era profesor visible, impartí clases diez años en la escuela pública y los alumnos acababan naturalizándolo.Lo fundamental es no tener miedo y no admitir la censura de quienes pretenden imponerla. Es muy peligroso que cunda el miedo y pueda haber autocensura.

P Es un defensor de la necesidad de educar en valores. ¿Quién tiene más responsabilidad en eso, los docentes o las familias?

R Es compartida, pero creo que la escuela no puede ceder su responsabilidad solo a las familias. Hay menores que están en un entorno familiar machista, racista u homófobo que están desprotegidos . Una de las labores de la escuela es universalizar esos valores y protegerlos. Cuando alguien dice que la escuela debe transmitir solo contenidos, creo que comete una grave aberración. La escuela debe proteger a los menores. Además, al impartir un contenido impartes valores porque no hay un contenido que no tenga un valor intrínseco. No existe la educación aséptica, ni debería existir.

P Valores en Baleares ha pedido a la Fiscalía de Menores que intervenga por la charla en la que usted ha participado, organizada por FAPA Mallorca, porque considera que hay una invasión de la vida académica por la ideología de género de la mano de los que llama activistas radicales LGTBI.

R Nunca me habían llamado activista radical. Estoy estupefacto. Es un intento de amedrentarnos, pero lo que más me preocupa es que hacen daño a menores. Más de la mitad de los adolescentes LGTBI piensa en algún momento de su vida autolesionarse o quitarse la vida por el acoso que sufre. Esta gente es cómplice de esos intentos, porque propagan ese odio. Desde luego, sí que creo que hay derechos que hay que defender de manera radical. No se puede tolerar que hagan daño a un menor.