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Investigación

El sueño roto de venir a España

Un análisis de ADN desvela que un buzo muerto en alta mar y trasladado a Palma era un migrante marroquí que cayó de una patera

El crucero 'AidaPrima', de 300 metros de eslora, rescató el cadáver del buzo y lo trasladó al puerto de Palma el pasado octubre. manuel r. aguilera

Su mayor ilusión era llegar a España y empezar una nueva vida. Como tantos otros planeó dejar el continente africano y cruzar el Mediterráneo rumbo a Europa. Se embarcó en una patera a principios de octubre de 2019 y falleció durante la travesía al caer de la barca. Su sueño se truncó. Su cadáver, como el de muchos otros migrantes, acabó a la deriva en alta mar. Podría ser la historia de cualquier africano que ha perdido la vida en este último año en el Mediterráneo. Historias anónimas que caen en el olvido. Pero el cuerpo de este migrante pudo ser recuperado por su familia. El azar quiso que un lujoso crucero que surcaba las aguas cercanas a Formentera lo localizara flotando en el agua.

Lo que parecía imposible, encontrar un minúsculo cuerpo en la inmensidad del mar de forma casual, se hizo realidad. El cadáver fue rescatado por la tripulación del crucero AidaPrima y trasladado al puerto de Palma. Se trataba de un cuerpo muy deteriorado, indocumentado, que llevaba un traje de neopreno y un teléfono móvil. La Guardia Civil y un juzgado de Palma empezaron a investigar el caso y, ahora, gracias al ADN, han conseguido identificar al buzo hallado muerto en alta mar. Los investigadores han confirmado que es un ciudadano marroquí, con familia en la península, que murió durante la travesía en patera por el Mediterráneo. De hecho, los parientes de la víctima ya se han hecho cargo del cuerpo. Un familiar se trasladó a Palma hace poco para llevar a cabo las gestiones pertinentes.

El curioso caso del buzo se inició el pasado 24 de octubre de 2019 cuando el crucero AidaPrima, de 300 metros de eslora y 37,6 metros de manga, descubrió a primeras horas de la tarde el cadáver de una persona flotando en alta mar a 75 millas de Formentera. La tripulación del buque rescató el cuerpo y lo llevó hacia Mallorca.

Dique del Oeste

Horas después, sobre las cuatro de la madrugada del día siguiente, el vistoso crucero, que dispone de multitud de salones y restaurantes, tres piscinas, jacuzzis y un curioso Beach Club cubierto, atracó en el puerto de Palma. Allí, esperaba la Policía Judicial de la Guardia Civil y un médico forense. Los investigadores examinaron el cadáver en la zona del Dique del Oeste. La víctima estaba indocumentada, llevaba un traje de neopreno y un teléfono móvil. Las primeras pesquisas se encaminaron a tratar de identificar al fallecido. Fue imposible tomarle las huellas dactilares porque el cuerpo estaba muy deteriorado por el paso de los días en el mar. Se recogieron muestras biológicas para ser analizadas y extraer el ADN. Un juzgado de Palma abrió diligencias para aclarar la muerte del buzo.

A los agentes les llamó la atención que vistiera un neopreno y que además llevara un teléfono móvil. No parecía un submarinista. La Guardia Civil rastreó el terminal y las llamadas efectuadas y comprobó que estas procedían del norte de África. Entonces, barajaron la hipótesis de que el fallecido se tratara de un migrante que hubiera caído al mar de una patera. A partir de ahí y gracias al análisis del teléfono, los investigadores lograron contactar con una familia marroquí que vivía en Cataluña. Estos parientes, residentes en Lleida, confirmaron que un familiar suyo tenía la intención de viajar a la península en esas fechas y que estaba muy ilusionado. Los agentes tomaron una muestra a la que se presumía era la tía biológica del fallecido para extraer su perfil genético. Luego este ADN se cotejó con el del buzo muerto y los dos perfiles coincidieron, por lo que se pudo identificar científicamente al ciudadano marroquí.

La autopsia practicada en Palma determinó que la víctima pudo fallecer en el mar entre los días 10 y 17 de octubre de 2019. La causa inicial de la muerte fue una parada cardiorrespiratoria, pero el caso sigue pendiente de estudio, a la espera de unas pruebas.

Además, la Guardia Civil también rastreó las pateras que llegaron a la península en octubre. Los investigadores localizaron a varios tripulantes que pudieron acompañar a la víctima al inicio de la travesía. Estos migrantes se hallaban en Murcia y Almería. Ellos sí vieron cumplido el sueño de entrar en Europa.

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