El Servei de Salut, que ha apostado firmemente por un cambio de modelo asistencial que tenga en cuenta las necesidades cambiantes de una población cada vez más envejecida, admitió ayer que tan solo dispone de dos geriatras en nómina.

"Hicimos una llamada por toda la península pero no hemos podido contratar a ningún médico con esta especialidad", admitió ayer Juli Fuster que, no obstante, señaló que la labor de los geriatras puede ser satisfactoriamente realizada tanto por los especialistas en Medicina Interna en los hospitales como por los médicos de familia en los centros de salud.

También se consoló el director general con la reciente acreditación de una unidad docente para formar a estos especialistas en el hospital Sant Joan de Déu del Coll d'en Rabassa que, adelantó, comenzará este mismo verano a formar a un médico y a dos enfermeras en la especialidad. La formación en geriatría se dilata durante 4 años en el caso de los facultativos y en 2 para las enfermeras.

En el capítulo de las infraestructuras, Fuster recordó que los hospitales públicos disponen de unidades específicas para atender la cronicidad que cuentan con 24 camas en Son Espases, 20 en Son Llàtzer, 20 en el comarcal de Inca y 14 en el de Manacor; que el General y el Joan March tienen 98 camas cada uno de ellos en los que hospitalizar a estos pacientes y que el Verge de la Salut cuenta con otras 25 camas mientras que el hospital integrado en la red pública Sant Joan de Déu dispone de otras 160 plazas más.

También recordó el director del IB-Salut la posibilidad de concertar más recursos con el Clinic Balear y el Hospital de Llevant además de las reformas que se están llevando a cabo en el Verge del Toro, en Can Misses, el nuevo hospital de crónicos que se erigirá en Felanitx así como la ambiciosa remodelación de Son Dureta que dotará de muchas nuevas camas para pacientes frágiles que requerirá la incorporación de al menos ocho geriatras, estimó Miguélez.