El Gobierno no es la solución a nuestros problemas, el Gobierno es el problema”, declamaba Ronald Reagan al tomar posesión del Gobierno de Estados Unidos. Ni siquiera los gobernantes se llaman a engaño sobre su infinita capacidad de derrochar fondos públicos, así que cabe preguntarse por qué el Estado solo se obsesiona en fiscalizar con criterios de “eficacia y eficiencia” la única medida favorable a los mallorquines en una década.
Cualquier información sobre el 75 por ciento se sintetiza en que nos van a quitar el descuento en las tarifas aéreas para residentes. Ya sea la taimada actuación del PP de Rajoy que lo garantizaba por un año, o las declaraciones del ministro Ábalos acusando a los mallorquines de comunicarse en exceso con España, el objetivo final es la supresión. Solo incidentalmente se admite que de un billete estratosférico a cuatrocientos euros, la compañía se embolsa trescientos pagados por un Estado que en el último recuento incluía a los mallorquines.
Madrid explora todas las vías hábiles, pronto se incorporarán la Junta Electoral Central y la sala Marchena, para despojar a los mallorquines de una ventaja que ni siquiera consiguieron por sus fuerzas. Tuvieron que aliarse con los imbatibles canarios para obtener un 75 por ciento, a la sombra del único archipiélago español reconocido por Pedro Sánchez.
Ábalos tiene razón al preguntarse por las rentas de quienes obtienen descuentos del 75 por ciento. No solo gozan de esta prebenda los ciudadanos de la Unión Europea o de Suiza que desalojan a los mallorquines de su isla comprando propiedades a precios inasequibles, también es correcto concluir que las clases pudientes vuelan con más frecuencia que las desfavorecidas. De nuevo, cabe plantearse por qué este razonamiento no se extiende a educación y sanidad, y se limita al único resquicio beneficioso para Mallorca.
El debate omite la responsabilidad de las compañías aéreas en la inflación descarada de las tarifas. La única solución factible y dramática consiste en encomendarse a Esquerra Republicana, para que Més consolide por la vía independentista el descuento que están minando PP y PSOE. El bipartidismo solo sobrevive cuando se trata de fastidiar a Balears.
