Los operarios del servicio de mantenimiento del Consell de Mallorca saben que cada lunes se les multiplica el trabajo de reparación de desperfectos en la red viaria de la isla. Esencialmente, tienen que incrementar su labor en algunas rotondas que todos los fines se semana sufren desperfectos. Un gran número de conductores pierden el control durante la madrugada del fin de semana y sus vehículos se ceban con las rotondas. En el mejor de los casos, el coche solo se produce unos pequeños golpes, pero los bordillos de alrededor de la rotonda acaban arrancados y destrozados.

Estos hechos tienen lugar de forma primordial los fines de semana y no los otros días laborables. Todo apunta a que muchos conductores, después de salir de fiesta y bajo los efectos del alcohol, pierden fácilmente el control de su coche y acaban atravesando rotondas y dañando -o arrancando- los bordillos, tal como se puede ver en las imágenes que acompañan a estas líneas.

También es verdad que en algunas glorietas falta la colocación de badenes para avisar a los conductores de que deben aminorar su velocidad. Las señales de frenada indican claramente que cuando los conductores se dan cuenta ya no tienen tiempo de aminorar la marcha y rodear la rotonda. Por ello, acaban subiéndose encima. En más de una ocasión los vehículos han arrancado los cables de la iluminación de la calzada y las señales de tráfico.

Graves daños en el bordillo de una rotonda.

Hay una rotonda especialmente conflictiva en Mallorca. Es la que se ubica en la carretera de Sóller y que enlaza el polígono de Son Rossinyol con el de Son Castelló y Son Sardina. A este cruce los operarios de la empresa concesionaria del mantenimiento de carreteras deben acudir casi todos los lunes a hacer reparaciones. Hace unas semanas, un viernes, terminaron de arreglar la rotonda, colocando los bordillos y adoquines con hormigón, pero el lunes siguiente ya estaban arrancados a consecuencia de incidentes producidos durante el fin de semana.

La de Can Blau también sufre las embestidas de conductores poco diligentes, si bien se han señalizado algunas líneas de bordillo y ya no se producen tantos incidentes.

Otra de las rotondas que también sufre los desmanes de los conductores durante los fines de semana es la de Llucmajor que enlaza con la carretera de LlucmajorCampos, justo cuando finaliza la autopista que conecta con Palma. El problema es que, al desembocar la vía en la rotonda, muchos vehículos llegan a la glorieta a gran velocidad y no pueden girar.

Badenes para reducir velocidad

Una de las soluciones que se han apuntado sería la colocación de más badenes disuasorios a partir de 500 metros antes de llegar a la rotonda. Ello ayudaría a que los conductores, al notar el badén a través de las ruedas de su vehículo, reducirían la velocidad de forma importante y evitarían así tener que hacer el giro por la rotonda a toda velocidad, que es cuando se pierde el control del coche. En algunas rotondas existen y ello ha permitido evitar más de un incidente como los relatados hasta ahora.

Lo que ocurre es que en algunas calzadas es más difícil colocarlas por la configuración de las carreteras. Este es el caso de la rotonda del Polígono de Son Rossinyol, Polígono de son Castelló y Son Sardina. Al coincidir en accesos a polígonos y estar muy cerca de la rotonda de la Vía de Cintura, dificulta la colocación de badenes, según los técnicos.

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