Tan solo un día después de la dimisión de Juan Buades como nefrólogo jefe de Son Espases, presentada el pasado 13 de marzo por el rechazo unánime de sus adjuntos subordinados, tal y como alegó el propio dimisionario, el IB-Salut inició una investigación interna para analizar lo que calificó de “insólita dimisión” producida tan solo 15 días después del nombramiento. Una investigación que ha quedado en nada.

Para comprender esta situación hay que retrotraerse a comienzos de año cuando se inició el proceso de selección para elegir al nueve jefe de Nefrología de Son Espases. Competían por el puesto dos reconocidos nefrólogos.

De un lado, Gonzalo Gómez Marqués, profesional que llevaba cuatro años coordinando el servicio ya que la jefatura estaba vacante y liderando los trasplantes renales con dos récords consecutivos de transferencias de estos órganos en los años 2017 y 2018.

Del otro, Juan Buades, nefrólogo jefe de Son Llàtzer vinculado a otros proyectos del Servei de Salut que contaba con las simpatías y el reconocimiento de la actual gerencia de Son Espases, cuyo titular tiene la última palabra en el nombramiento ya que se trata de un cargo de libre designación.

Pese a que la práctica totalidad de los adjuntos (médicos especialistas del servicio) cifraban sus esperanzas en la continuidad de Gómez Marqués al frente del departamento, el gerente Josep Pomar finalmente optó por Buades.

Parecía cantado que el elegido a dedo padecería una fría acogida por parte de sus subordinados, pero nada hacía prever que el 13 de marzo presentara su dimisión por el rechazo de sus adjuntos y el ambiente insostenible que, a su parecer, se estaba viviendo en el servicio. Ese mismo día los nefrólogos del servicio reclamaban a la gerencia la destitución de Buades por la “falta de entendimiento entre el nuevo jefe de servicio y la práctica totalidad de los facultativos del mismo” y por su “incapacidad manifiesta para liderar nuestro equipo humano”, alegaron.

No hubo ni que esperar 24 horas para ver cuál fue la reacción de la dirección hospitalaria: Inspección médica del IB-Salut, a instancias de Josep Pomar, decidió iniciar una investigación. Unas pesquisas que se iniciaron apartando a Gómez Marqués de su función como coordinador del servicio y colocando al frente del mismo al por entonces director médico de Son Espases Manuel del Río.

Los inspectores médicos enviados por el IB-Salut a Son Espases comenzaron sus interrogatorios a todos los adjuntos del servicio con una admonición previa: A todos se les hizo firmar una cláusula de confidencialidad en la que se les instaba a “no difundir, trasmitir o revelar a terceras personas cualquier información de dicha comparecencia. La vulneración de este compromiso será considerada como falta tipificada en el artículo 5 de la LOPD 3/2018”, se les advirtió.

Freno a las filtraciones

Con esta amenaza explícita el Servei de Salut quería poner freno a las filtraciones realizadas a la prensa en todo este escándalo. Y estos métodos impropios de un Govern que presume de transparencia ha cosechado sus resultados. Nadie se ha atrevido a revelar nada de la investigación.

Ni siquiera el propio IB-Salut que, a demanda de este diario, rechazó facilitar el resultado de la inspección limitándose a asegurar que esta concluyó que tanto el proceso de selección como la elección de Buades “se realizaron correctamente”. Sin embargo, seis meses después de concluida la investigación, en el servicio de Nefrología de Son Espases todo sigue igual si se exceptúa que ahora está dirigido por el subdirector médico del hospital (Antonio Moreno) tras la dimisión del director del Río: Sin jefe de servicio en tanto se dilucida en los tribunales un contencioso-administrativo planteado por Gómez Marqués y batiendo récords de trasplantes. Por tercer año consecutivo.