La carta que entregó la neuropsicóloga a la gerencia del hospital público, detallando las razones por las que había decidido renunciar a su plaza e iniciar una nueva aventura profesional, no causó ningún efecto, dado que no le han permitido abandonar su puesto de trabajo. Silvia Martínez ha decidido volver a demandar al hospital Son Llàtzer, entre otras cosas, reclamando su derecho a poder renunciar al trabajo, porque en estos momentos "no me siento capacitada para regresar a la consulta".

No quiere que su estado de decepción por el trato laboral que ha recibido en los últimos meses, sobre todo a raíz de que un juez obligó al hospital a readmitirla, pueda influir de alguna manera en los pacientes. Por esta razón, ha adoptado la firme decisión de que "no pienso regresar jamás" al departamento al que estaba inscrito en el hospital. Mientras este conflicto se resuelve en los tribunales, el hospital sigue pagando la cuota de la Seguridad Social de esta trabajadora. Lo hace como empleada estatutaria y no como personal laboral, como estableció la sentencia.

Silvia Martínez quiere denunciar también en los tribunales que el hospital público no ha cumplido con la orden judicial que establecía el sistema de contratación que le correspondía. Cuando decidió renunciar a su trabajo también era consciente de que su regreso a un hospital público "es casi imposible". Al no reconocer la sanidad esta especialidad, a pesar de que lleva 15 años pasando consulta a pacientes, las únicas plazas que se ofertan son de psicóloga clínica. Silvia Martínez no dispone de esta especialidad.

Hay otros hospitales públicos de Balears que están estudiando la posibilidad de crear una unidad de neuropsicología, aunque se trata de un proyecto, más que de una realidad.