El Cant de la Sibil·la volvió a ser el gran protagonista de la noche de Navidad en las parroquias de Mallorca. Este canto ancestral y apocalíptico, en el que una mujer anuncia el fin del mundo, emocionó a muchos desde las 18 horas, donde en muchos municipios y algunas parroquias de Palma comenzó a entonarse [vea aquí las imágenes de la Sibil·la en los pueblos de Mallorca]. Un ejemplo es la iglesia del Terreno o, entre otras, la de Son Roca.

En la de Son Roca fue donde la joven Zaida deslumbró con su emocionante y a la vez tímida interpretación a las más de cien personas que llenaron la iglesia durante la misa navideña. La joven vestía los tradicionales atuendos del Cant de la Sibil·la, aunque cabe destacar que no portaba entre sus manos la gran espada.

Julio Barcudi, el "innovador" párroco de Son Roca, como así lo ha descrito una de las feligresas, ofició la misa, en la que quiso recordar a los allí presentes que "el señor, que nació en una ciudad que no era la suya, prefiere la periferia, prefiere lo que nadie quiere" y que se representa de una forma "tan pequeña y débil para que podamos acercarnos a él".

La Sibil·la es una pieza musical que desde la Edad Media se interpreta en Nochebuena, durante la misa de Matines o Misa del Gallo, y que fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2004 y Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en el año 2010. Intérpretes de todas las edades se encargan en estos momentos de entonar los versos del juicio final, el tema central de esta pieza medieval.

La iglesia de la Mercè fue también una de las primeras parroquias en acoger el tan esperado canto (18.30 horas) que ya se ha convertido en una joya litúrgica y sobre todo en un signo de identidad. En esta parroquia, engalanada para la ocasión y llena de público, la soprano Arancha Calvo interpretó una Sibil·la que ha rayado la perfección.

La cantante, de 38 años, interpreta la pieza en Mallorca cada Navidad desde que tenía 14, cuando debutó en la basílica de Sant Francesc. De la cantera del Cor del Teatre Principal y con estudios en el Conservatori del Gran Teatre del Liceu fue una sibil·la de mucha calidad vocal, seguridad y aplomo, acompañada en los interludios por el organista Alejandro Calafat, profesor del Conservatori. Ofició la celebración el padre mercedario Ignacio Conesa y ha cantado el Cor de la Mercè acompañado por un trío de cuerda.

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En la iglesia de Sant Jaume de Palma (a las 19 horas) se celebró una de las Matines más arraigadas de la isla con esta joya litúrgica.

Uno de los espacios más tardíos en celebrar la Misa del Gallo es, cada aó, la Seu (23 horas). Allí, por segundo año, Clàudia Nadal, de 14 años, alzó la espada de la Sibil·la frente a su rostro, y entonó la letra que anuncia el juicio final. La misa en la Catedral arrancó en su hora y reunió, como cada año, a muchos fieles y curiosos que llenaron la Seu. Entre los asistentes había tanto turistas como mallorquines.

El obispo Sebastià Taltavull se encargó de oficiar la Misa del Gallo en la Catedral. En su homilia, mencionó que "la luz es siempre símbolo de vida" y que la Navidad "trae un mensaje de conversión, de cambio, de enderezar nuestra vida según Dios, con una actitud decidida a vencer el mal y sumarnos al bien". Todas las pabras del obispo desengranaban la letra del Cant de la Sibil·la.

Maria del Mar Cantallops, blaveta de sa Pobla, interpretó la Sibil·la de Lluc en las primeras Matines sin los Misioneros de los Sagrados Corazones. Los Coritos abandonaron el santuario el pasado mes de septiembre tras 128 años de dedicación y fueron sustituidos por un nuevo prior, Marià Gastalver, nombrado por la Diócesis de Mallorca.

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