El número uno del tenis, Rafel Nadal, no se arrepiente de la carta con la que contestó a las críticas del alcalde de Manacor, Miquel Oliver, y cuestiona las palabras del edil en las que aseguraba que no tenía ningún problema con el tenista, sino con su entorno. "El alcalde dice que no va en mi contra, pero no es verdad", se pronuncia Nadal, preguntándose "¿quién es mi entorno?". "La Academia soy yo y 300 trabajadores", defiende el tenista.

En una entrevista concedida hoy a este diario y que se podrá leer mañana íntegramente, Nadal denuncia que "cuando eres el alcalde de un pueblo como Manacor no está bien confundir a la gente". "Si hago una carta es porque me veo obligado, no tengo ninguna gana de crear polémica y menos en Manacor, que es donde vivo", relata el tenista.

"Si la hago es porque se dicen unas cosas que son graves y las dice el alcalde de Manacor", defiende el tenista, que niega "trato de favor" en la modificación legal para la ampliación de su academia: "No es pelotazo urbanístico", contesta Nadal a las críticas.

Sobre su carrera deportiva el tenista manacorí ha hablado de su retirada. Nadal asegura que se ve "jugando hasta que la cabeza me dé para poder mantener la pasión por lo que hago. También es verdad que creo que es más fácil que la cabeza se mantenga con la ilusión si el cuerpo te responde. Si el cuerpo no te deja competir en libertad porque tienes más dolor de la cuenta, es ley de vida y las cosas necesitan acabar".

Djokovic y Federer también son importantes para que Rafa mantenga la motivación. "Federer tiene 20, yo 19 y Djokovic 16. Me gustaría acabar como el que más títulos ha ganado, pero no es una obsesión. He intentado hacer mi camino para darme opciones de competir el máximo tiempo posible. La ambición sana es buena, la desmesurada es mala, como todo en la vida, porque puede provocar frustraciones, envidias e infelicidad. Tengo presente que soy un gran afortunado. Si ellos acaban con más títulos será porque habrán sido mejores", afirma Nadal.

El primer grande la próxima temporada es Australia, un torneo donde solo ha ganado una vez y ha perdido cuatro finales, algo que parece no preocuparle. "No soy mucho de tener espinas clavadas. Las cosas pasan y pasan. Me dicen que Australia me debe una. El deporte no debe nada a nadie. En Australia es verdad que por un motivo u otro solo he ganado uno. No he tenido suerte porque me he lesionado más veces que en los otros torneos. El año pasado me lesioné ante Cilic, otro ante David Ferrer, en la final contra Wawrinka, contra Murray. Fácilmente me he perdido seis Open de Australia por lesión", asegura.

En Roland Garros la suerte es diferente, perdiendo solo dos partidos en toda su carrera. Nadal, pese a estos resultados, sigue sin verse invencible en la tierra de París. "No me siento imbatible gracias a Dios, nunca. Es una sensación arrogante, y nunca he tenido una sensación de este tipo. Además de no sentirme imbatible es que no lo he sido", afirma el tenista manacorí.