"En estos momentos tendremos entre 15 y 25 especies nuevas de peces en el Mediterráneo balear como consecuencia de un calentamiento paulatino del agua que se lleva produciendo desde finales de los 70. No necesariamente todas ellas son invasoras ya que algunas de ellas han proliferado mientras que otras aparecen ocasionalmente", matiza el biólogo Francesc Riera, experto de la dirección general de Pesca en estos forasters acuáticos que llegan, algunos para quedarse, con el cambio climático.

Riera comienza su repaso con los temidos, por su toxicidad, peces globo detectados en nuestras aguas más cercanas.

"El primer pez globo que apareció en aguas de Balears fue el Sphoeroides pachygaster, aquí conocido como conill de rata por su forma y sus dientes. Fue pescado en la década de los ochenta en aguas de Mallorca y fue la primera cita de la presencia de esta especie tropical en el Mediterráneo", comienza Riera.

Su aparición desencadenó que el Govern de entonces promulgara el primer decreto de todo el país que estableció la prohibición de comercializar y consumir esta especie que, como todas las de su orden (Tetraodontiformes), puede acumular en su organismo una neurotoxina que no solo es letal para el ser humano sino que actúa de manera potente y rápida.

Hubo que esperar al año 2014 para que en la reserva marina de Formentera los pescadores encontraran en sus redes otro pez inusual. Se trataba del Lagocephalus lagocephalus, también conocido en castellano como tamboril.

"Apareció de forma abundante. En un solo día una única embarcación llegó a pescar hasta veinte ejemplares, circunstancia perfectamente posible porque no es raro que en ocasiones el tamboril se desplace en bancos de muchos individuos. Se trata de una especie oceánica (pelágica, no habitual en puntos cercanos a la costa) muy rara en el Mediterránea y no hallada nunca en el litoral balear", resalta el biólogo lo inhabitual de su presencia en estas latitudes.

La aparente numerosa presencia de tamboriles en aguas formenterenses, acreditada por el elevado número de ejemplares que se pescaron en esos días, le permiten a Riera aventurar que quizá alguno de ellos pasaron por la sartén o el horno de alguna persona aunque, eso sí, sin funestas consecuencias ya que, al menos hasta el día de hoy, no ha habido en Balears ninguna notificación de envenenamiento humano por la neurotoxina presente en esta especie.

Como no hay dos sin tres, tras este segundo pez globo apareció un tercero. Con esta nueva notificación se muestra más cauto el biólogo de la dirección general de Pesca al matizar que se halló entre Eivissa y Dénia, aunque más cerca de la localidad alicantina, lo que impediría decir que el ejemplar se encontraba en aguas baleares.

"Era un Lagocephalus sceleratus y se pescó en algún punto entre Eivissa y Dénia también en el año 2014. La gran novedad es que mientras los dos anteriores peces globos habían llegado al Mediterráneo desde el Atlántico a través del Estrecho, éste último lo hizo a través del Canal de Suez. Era de una especie indopacífica mientras que los dos primeros eran oceánicos", aporta más datos.

El hecho de que ese ejemplar fuera pescado cerca de Dénia y que accediera al Mediterráneo desde su punto más oriental permite aventurar sin ningún género de dudas que transitó por el mar balear hasta llegar al lugar en el que cayó en las redes, apunta Riera.

Especie divagante

"Es muy probable que ya esté en Balears, ¿cómo habría llegado hasta Dénia si no?", se pregunta el biólogo antes de añadir que "se trata de una especie divagante que tanto puede hallarse en alta mar como en el litoral. En el Mediterráneo oriental su presencia está ocasionando perjuicios porque depreda presas ya enredadas en las artes pesqueras, rompiéndolas además".

Para acabar con el capítulo de los peces globo en estas latitudes hay que retrotraerse al año 2o16, a un campeonato de pesca submarina celebrado en Menorca. Uno de los participantes pescó un Diodon hystrix que, alecciona Riera, pertenece a otra familia de peces globos aunque es clasificado en la misma orden de los tetraodontiformes. "Es una especie atlántica cuya presencia en el Mediterráneo es muy rara, tan solo hay dos o tres citas documentadas de ella", subraya el biólogo.

Con posterioridad a la aparición de estos peces globo, dos organismos científicos, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA, empresa pública de la Generalitat de Catalunya) realizaron un estudio sobre las tres primeras especies citadas.

Diez veces más de TTX

"En las dos primeras no se halló la presencia de tetrodotoxina (más conocida por su abreviación TTX, la neurotoxina mortal), pero sí en el tercero (en el Lagocephalus sceleratus capturado entre Eivissa y Dènia). En este se encontraron diez veces más de TTX que la cantidad máxima autorizada en Japón", alerta el biólogo.

El responsable de la dirección general de Pesca revela que la toxina llega al pez a través de una bacteria presente en algún organismo marino que sea su alimento habitual, a través de la cadena trófica (alimentaria).

Asimismo Riera recuerda que en Japón, a diferencia de Europa donde ya se ha promulgado un reglamento que prohíbe la comercialización y el consumo de estos peligrosos peces en los países comunitarios {directiva de ámbito superior al pionero decreto promulgado en esta comunidad en la década de los ochenta para prevenir la ingesta de la neurotoxina considerada como el veneno más potente del reino marino}, sí está permitido el consumo de la carne de estos peces que, además, está considerada allí como un auténtico manjar.

"No obstante, en Japón los cocineros que manipulan estos peces globo deben contar con una titulación y conocimientos específicos de ellos ya que deben desechar algunas partes del pescado en las que la acumulación de la toxina es mayor, como el hígado o los ovarios, aunque también puede encontrarse en cualquier otra parte del cuerpo", añade Riera desaconsejando a los profanos cualquier experimento culinario con esta peligrosa especie.

Basta un breve recorrido por internet para hallar datos que recomiendan mantener alejados de los fogones a estos peces. El contenido tóxico de un pez globo podría ocasionar la muerte de unas treinta personas adultas. Pese a todo, en Japón, y últimamente en Estados Unidos, el pez globo es considerado una exquisitez y varias decenas de personas mueren cada año a causa de su consumo.

Debido a la elevada mortalidad que produjo en Japón en 1958 (unas 180 muertes) se reglamentó por ley la preparación de este alimento. Desde entonces sólo la pueden llevar a cabo cocineros que han realizado un curso de adiestramiento y manipulación oficial que dura 3-5 años con un examen final muy riguroso. La mortalidad por esta intoxicación alimentaria es superior al 50% y, por ello, es considerada la intoxicación más grave producida por peces.

Especies lessepsianas

Riera completa el cuadro del pez globo con algunas pinceladas sobre sus características: "Es llamado así porque, ante cualquier peligro se hincha como un globo. Se alimentan de cangrejos y moluscos y son de natación lenta por lo que basan su defensa en hincharse para, sencillamente, no caber en la boca de sus depredadores. Son de aguas cálidas y el calentamiento del Mediterráneo ha favorecido su presencia".

Aunque este reportaje se ha centrado en la llegada del pez globo al Mediterráneo más próximo, daría para varias páginas más. Riera no quiere concluirlo sin añadir que el pez corneta ( Fistularia commersoni) sería, con el pez globo en el que se detectaron altos niveles de TTX, las dos únicas especies lessepsianas (llamadas así porque llegaron a través del canal de Suez obra del empresario francés Ferdinand de Lesseps) citadas hasta el momento en el Mediterráneo occidental.

O que han aparecido dos especies nuevas de la apreciada serviola autóctona- Seriola rivoliana y Seriola fasciata- y que, de la mano de este calentamiento global del Mare Nostrum hayan desaparecido especies boreales como la amploia ( Sprattus sprattus), una sardina antes ampliamente comercializada, o que las descargas en las lonjas de caballa y jonquillo sean cada vez más testimoniales. O que, por último, el icónico pez león, auténtica plaga en el Caribe donde se ha impuesto al resto de especies por su tremenda capacidad depredadora, llegue al Mediterráneo occidental tras ya haber prácticamente invadido su vertiente oriental.