Terraferida denunció ayer que los aviones de pasajeros con origen o destino Mallorca han lanzado 93 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera entre 1993 y 2018. Según informó el grupo ecologista en una nota de prensa, el crecimiento de las emisiones es "constante" a lo largo de este período de tiempo y "paralelo al incremento de turistas".

En este sentido, Terraferida apunta que solo en 2018, los combustibles quemados por estos aviones suponen la emisión de 5,7 millones de toneladas de CO2. Del total del pasado año, corresponden un 42,8 por ciento a los trayectos efectuados entre Mallorca y Alemania y un 24,6 por ciento a los realizados entre la isla y Reino Unido. Un 8,7 por ciento correspondería a las conexiones con otras ciudades españolas.

Cabe destacar que, dentro de estos cálculos no se refleja todo el CO2 generado por los aviones de pasajeros procedentes de América, Asia u Oriente Medio.

Para Terraferida el crecimiento de vuelos y pasajeros de los últimos años está "estrechamente ligado" al crecimiento de plazas turísticas y residenciales. Por este motivo, considera que es "imposible" hacer ninguna política climática "coherente" sin frenar el crecimiento de plazas turísticas y residenciales, que comportan "de manera paralela" un crecimiento "exagerado" de vuelos y de infraestructuras.

En este sentido, se lamenta que ninguno de los responsables que han participado en la COP25 haya hecho referencia a la ampliación del aeropuerto, ni a las "colosales" emisiones de CO2 relacionadas ni al modelo turístico e inmobiliario "depredador" impulsado en Mallorca hace décadas.

Terraferida pide corregir las políticas turísticas y urbanísticas.

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