La fiscalía reclama una pena de cuatro años de cárcel para una joven simpatizante de Arran, la organización feminista e independentista catalana, por acudir con un antifaz a una protesta contra el turismo masivo que tuvo lugar en la tarde del 22 de julio de 2017 en el Moll de la Lonja de Palmaen la tarde del 22 de julio de 2017 en el Moll de la Lonja de Palma. Curiosamente a los otros acusados, que no llevaban máscara, solo se les pide dos años de cárcel o tres si tienen antecedentes por los mismos hechos.

La acusación pública sostiene que la concentración fue constitutiva de un presunto delito de desórdenes públicos, ya que los jóvenes, y otros 30 manifestantes no encausados, actuaron "con ánimo de alterar la tranquilidad pública".

El escrito de calificación menciona a esta joven en apenas tres líneas y afirma que se encontraba entre otros muchos manifestantes que portaron antifaces para dificultar su identificación. Por esa circunstancia se le aplica un tipo agravado de los desórdenes públicos que castiga con penas de uno a seis años de cárcel a los que actúen con ocultación de rostro para evitar su identificación.

Sobre esta acusada ya no hay ninguna mención más en el escrito, salvo cuando se le considera autora del delito.

La fiscalía, sin embargo, atribuye el papel de organizador del acto a otro encausado para el que, paradójicamente, pide una pena de dos años, la mitad que la solicitada para la citada joven del antifaz.

El escrito también señala que la protesta tuvo dos portavoces, que hicieron declaraciones a medios de comunicación (entre ellos a Diario de Mallorca) días después de los hechos. A uno de estos jóvenes se le reclaman tres años de cárcel por tener antecedentes penales por otro delito de desorden público y el segundo se enfrenta a dos años.

Botes de humo

Según la fiscalía, los concentrados portaban pancartas reivindicativas contra el turismo y emplearon botes de humo, bengalas y confetis para su protesta. Cerca del pantalán donde se produjo la manifestación había un restaurante donde cenaban numerosos turistas.

La acusación mantiene que la protesta provocó que algunos clientes huyeran asustados del restaurante debido a la irrupción de los manifestantes.

Inicialmente el grupo de militantes de Arran también fue acusado de un delito de daños por los desperfectos en la comida y bebida de la terraza, que habrían quedado afectadas por el humo y el confeti.

Sin embargo, el escrito de calificación mantiene que no hubo daños "por cuanto los botes de humo fueron apartados por terceras personas", entre ellos un tripulante de un yate amarrado en el pantalán. El dueño del restaurante, por su parte, renunció a pedir una indemnización por los platos malogrados.

Grabación

Arran grabó un vídeo de su acción, que pasó desapercibida. La protesta no se conoció hasta que no se colgó el vídeo en internet días después.

Las defensas de los acusados, ejercidas por los letrados Josep de Luis y Gloria Olmos, han recurrido el auto de procesamiento de los mismos. La mayoría de los jóvenes aseguran que no participaron en la protesta.

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