Empezar de cero en la isla. "En Mallorca siento que he vuelto a nacer, en Colombia asesinaron a toda mi familia, a mis padres, a mi hermano, mis tíos... Yo allí temía por mi vida". Juan pidió asilo político en Palma hace seis meses. Desde septiembre vive en un pequeño hotel de la ciudad, junto a su mujer y su hijo de corta edad, dentro del programa de refugiados de la Cruz Roja. Están a la espera de que les concedan plaza en un centro de acogida temporal. "Estamos muy agradecidos de la atención y la ayuda que nos ha brindado la Cruz Roja. La trabajadora social que lleva nuestro caso se está portando muy bien con nosotros, nos apoya y nos ayuda", asegura el hombre.

"En mayo de este año viajamos desde Colombia a España con mi pareja y mi hijo. Vinimos como turistas a Madrid y, a los pocos días, aterrizamos en Palma. Nada más llegar a la isla, lo primero que hicimos fue pedir asilo en la comisaría de la Policía Nacional en Palma. Al principio, había pensado solicitar protección internacional en el aeropuerto, pero tenía miedo a que nos deportaran. Por eso, preferimos esperar. Cuando bajamos del avión en Palma, nos fuimos directamente a la comisaría. Fuimos los tres juntos. Siempre hemos estado los tres juntos en esto, ya que lo hemos vivido los tres. Allí, nos redactaron un documento después de explicar nuestra historia. El miedo que teníamos entonces era que nos devolvieran a nuestro país. Luego, fuimos a la Cruz Roja y nos atendieron", recuerda Juan, con un tono de voz bajo y, a la vez, amable.

En Colombia, Juan trabajaba de autónomo. "Residía en un apartamento, tenía mi coche, mi empleo... Vivía bien, no tenía lujos, pero íbamos tirando", detalla. Hasta que un terrible suceso truncó su vida. "Asesinaron a toda mi familia, a mi madre, a mi padrastro..." Le cuesta rememorar la tragedia. "Por este motivo, me encuentro ahora aquí en Palma con mi mujer y mi hijo", añade. "En Colombia hay mucha violencia. A mi padre biológico lo asesinaron cuando yo apenas tenía un año y medio. Mi hermano también fue asesinado por bandas callejeras. Allí, la vida no vale nada. Las armas blancas son muy comunes. Por no dejarte robar te quitan la vida", señala, con tristeza.

"En Colombia la inseguridad es total. Yo lo he vivido en primera persona. Somos víctimas de las bandas criminales, del narcotráfico, de las guerrillas... Tras el asesinato de mi madre, sabía que me iban a venir a buscar. Por eso, me marché del país. Temía que me secuestraran, que me quitaran la vida o la de mi hijo", subraya Juan, abatido. "Aproveché los pocos ahorros que tenía y busqué la manera de pagar el viaje a España. Aún tengo una deuda que saldar", reconoce, con gesto serio.

'Lo dejé todo en Colombia'

"Tuve que dejarlo todo en Colombia. Vendí lo que tenía allí. Borré mis redes sociales. Ahora, aquí, en Mallorca solo tengo mi ropa, pero siento que he vuelto a nacer", se sincera el hombre. Su historia estremece. "Aquí estoy seguro, puedo pasear tranquilo, nos estamos adaptando al clima y a la comida. En cuanto a la seguridad, estamos en el paraíso", abunda.

"No me arrepiento de haber viajado a la isla. Si no lo hubiera hecho, no existiría, me hubieran quitado la vida. Ya no podía estar en mi casa. Con todo lo que pasó, no confiaba en nadie. Ahora, en Palma, he aprendido a retomar mi vida. Perder a toda tu familia no se lo deseo a nadie. Y más de esa manera, asesinados. Siempre tendré como una rabia interna, una sensación de impotencia", indica Juan. "Lo mejor de la isla es que es un lugar hermoso, paradisíaco y seguro. Lo peor, con todo el respeto, es adaptarme a las comidas y a veces los comentarios despectivos de algunas personas hacia los inmigrantes", señala.

Solicitante de protección internacional en Palma. Juan abandonó su Colombia natal de forma precipitada hace medio año. Su vida corría peligro. "Temía que me secuestraran", asegura. Desde el pasado septiembre vive en un hostal en Palma con su mujer y su hijo

La Cruz Roja le ofrece el alojamiento y la manutención. "Nos ayudan también con la ropa y con los productos de higiene. Mi hijo va a la escuela en Palma. Yo estoy acostumbrado a trabajar. Por eso, necesito trabajar. He sido rechazado en algunos sitios por el tema de los papeles. Hay que ser pacientes", concluye Juan.