Hace un par de semanas, me permití cerrar una crónica dominical con un consejo, evitar viajar el 5 de diciembre si su destino, su escapada vacacional para el puente de la Constitución/Inmaculada, era París.

Pues bien, a medida que se acerca el 'Día D', me veo en la obligación de alertarles ya no solo de las dificultades con las que van a tener que lidiar el día 5 en cuestión, sino que ahora ya puedo, si no es demasiado tarde, aconsejarles un cambio de destino, busquen una alternativa a París si es que aún pueden cambiar o anular los billetes.

El horno, París, no está para bollos. No es aquel déjà vu de 'arde París', desgraciadamente desde las protestas de los 'chalecos amarillos', lo del París en llamas se está banalizando. En esta ocasión vamos a vivir una huelga general que puede paralizar el país. La fecha elegida no es inocente. El 5 de diciembre de 1995, la última gran referencia, los sindicatos consiguieron que Juppé renunciara a la reforma de pensiones y a un nuevo régimen de la Seguridad Social. Chirac, no quiso meterse en líos, y la reforma, que debía ayudar a reconducir, a solucionar la "fractura social", se fue al garete.

Ahora, un cuarto de siglo más tarde, estamos en las mismas. Macron sigue adelante en su empeño de aplicar las reformas necesarias, como prometió en su programa electoral, para poner a Francia al día, para cuadrar las cuentas y dejar de hipotecar el futuro. Su mensaje es duro pero claro, o salen adelante las reformas o nos vamos al garete. No se puede seguir viviendo a crédito.

Y los sindicatos, que hasta ahora se han visto ninguneados por el rodillo de la doctrina macronista, se agarran como a un clavo ardiendo a esta última oportunidad de dejarse oír. Es un ahora o nunca. Estamos hablando del sector público. El origen del conflicto está en la abolición de los privilegios del ramo ferroviario, que de rebote afecta también al Metro y Autobuses. Luego han ido sumando, Sanidad, Enseñanza, Policía, y un largo etcétera, conscientes de que se lo juegan todo ese día. Digamos que también reina una especial agitación en ciertas grandes empresas del sector privado, que no acaban de ver claro en qué queda la edad del retiro y otros temas delicados como los años de cotización.

Pero, para terminar, y a lo que iba al principio, el 5 es el día, pero ya se da por hecho que la huelga, el pulso se mantendrá, se reconducirá como mínimo hasta el lunes 9, y probablemente, si el gobierno no cede, la intención - por lo que se deduce de las declaraciones de los principales portavoces sindicalistas- es de cronificar el conflicto. Y las fiestas de por medio, añadiría yo.

Ya lo saben, no digan que no les he avisado, París bien vale una misa, pero mejor en otras fechas. Y olvídense de las alternativas, taxis, patinetes, bla bla cars y otros ubers... overbooking garantizado.