El Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS) ha diseñado un protocolo para detectar casos de vulnerabilidad y de maltrato a las personas mayores, además de situaciones de autonegligencia. La prueba piloto ya está a punto para comenzar a aplicarse probablemente en algún municipio de Llevant.

Así explicó ayer la directora insular de Personas Mayores, Sofía Alonso, en la presentación del Anuari de l'Envelliment, que incluye este año un artículo sobre este nuevo protocolo.

En total, esta publicación impulsada por la Universitat incluye 23 artículos. El Anuari coordinado desde el grupo de investigación GIFES cuenta con el apoyo de la conselleria de Servicios Sociales y la Fundació Caixa Colonya.

Este volumen, coordinado por Carmen Orte, directora de la Cátedra de Atención a la Dependencia y la Autonomía Personal de la UIB, busca describir las realidades de un grupo demográfico al alza y especialmente vulnerable: el de las personas mayores. A nivel mundial, el año pasado por primera vez en la historia había más personas mayores de 65 años que niños menores de cinco.

En Mallorca aún no se ha llegado a eso, pero la isla va camino de sumarse a la tendencia mundial. En 2018 vivían en Mallorca, según datos del IBESTAT, un total de 140.402 personas de 64 años o más: son 9.000 personas más que en 2014, un 7% más. Es el segmento de edad que más ha crecido.

Problemática oculta

El maltrato psicológico, el más habitual

¿Qué entra dentro del concepto de maltrato? Los autores del artículo, María Ángeles Fernández, Joan Manuel Vidal e Isabel Cuart lo indican: maltrato físico; emocional o psicológico; abuso sexual; explotación económica o financiera; negligencia; abandono o autonegligencia (cuando el individuo no es capaz de cuidar de sí mismo y no cuenta con nadie que le ayuda).

¿Cuál es el alcance de esta problemática? No hay datos de Balears o de Mallorca ha indicado la directora insular de Personas Mayores, quien ha señalado que el protocolo les servirá para cuantificar y dimensionar su magnitud.

En el Anuari se indica que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2017 un 15,7% de las personas de 60 años o más notificaron situaciones de maltrato en entornos comunitarios. El más habitual es el maltrato psicológico, seguido por el abuso financiero y la negligencia.

Ese porcentaje es el de casos que se denuncian, pero la incidencia real del maltrato se estima que es muy superior ya que muchos casos nunca se notifican: se calcula, indican los autores del artículo, que solo se denuncia un caso de cada 24.

El protocolo del IMAS nace para regularizar los procesos para detectar y solucionar los casos de ancianos maltratados por parientes o personas que conviven con ellos; que quedan desamparados por algún cambio de circunstancias vitales o por problemas de salud o que no pueden valerse por sí mismos ni tienen ayuda suficiente para vivir en condiciones dignas en sus hogares.

Esta guía definirá indicadores que hagan sospechar de situaciones de maltrato; establecerá un canal de notificación y comunicación; atenderá las situaciones detectadas y confirmadas; protegerá a estos ciudadanos de especial vulnerabilidad; aumentará su calidad vida y promoverá modelos de intervención centrados en la persona y el buen trato.

El objetivo es que la detección, notificación, recogida de información, asignación del caso y evaluación del nivel de prioridad se realice en un periodo de entre 24 y 72 horas.

La segunda fase, de recoger más información, evaluar la seguridad de la persona y si es necesario establecer un plan de seguridad, confirmar el maltrato o negligencia y hacer una valoración de intervención, no puede durar más de 20 días. La intervención es la última fase y puede incluir actuaciones dirigidas a la persona vulnerable y/o a la persona maltratador.

Violencia de género

Cuando las víctimas son mayores

El Anuari incluye un artículo sobre la violencia de género hacia las mujeres mayores. Y es que, recordó Orte ayer, el 42% de las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en el último año en España tenían más de 50 años.

La catedrática echó en falta campañas específicas dirigidas a este colectivo de mujeres, que "muchas veces no se atreven a denunciar y llevan años sufriendo maltrato en silencio porque siguen teniendo la creencia de que estas cosas no se cuentan".

Orte abogó además por poner a disposición de estas mujeres recursos específicos que no impliquen el desarraigo de su entorno: "Habría que trabajar con ellas desde lo comunitario, facilitar que puedan vivir en su casa pero con recursos de protección: el centro de salud, los vecinos, los recursos comunitarios...".

Tutela judicial

El papel de la Fundación Aldaba

El volumen sobre el envejecimiento también dedica un capítulo a la labor de la Fundación Aldaba, que tiene un servicio tutelar de personas adultas que han visto modificada judicialmente su capacidad para obrar.

Desde 2018 Aldaba ha atendido a 976 personas, de las que el 48% tiene más de 65 años. El perfil más habitual, indicó Sergio Expósito, responsable de la Fundación, es el de mujer de 76 a 85 años. En el 60% de los casos los usuarios no tienen pareja y un 49% no tienen familiares o allegados que les visiten.

"La soledad", razonó Carmen Orte, "es el principal problema de las personas mayores y las personas que están solas están invisibilizadas", advirtió. Por eso el Anuari de l'Envelliment busca entre otras cosas visibilizar a este sector de la población y a su realidad, reflexionando sobre aspectos como la cronicidad o programas que promueven la autonomía personal trabajando la competencia familiar.