Todos los grupos del Parlament, salvo Vox, apoyaron ayer la proposición no de ley de PSIB, Podemos y Més contra la violencia de género, dejando solo al partido de la ultraderecha. Con más dureza en el caso de los partidos del Pacto, los representantes de los grupos atacaron con contundencia la postura de Vox, que impidió que por primera vez en al menos diez años no saliera adelante una declaración institucional por el Día Internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer.

Tanto los partidos de izquierda como el PP, Cs y El Pi lanzaron duras criticas a la ruptura del consenso en esta materia y pusieron de relieve el aislamiento de Vox. "Hoy la extrema derecha ha quedado aislada por el resto de las fuerzas", constató la socialista Silvia Cano, quien confió en que no sea "la última vez" que ocurre esto. Por de pronto, tras la proposición contra la violencia machista los grupos mantuvieron este aislamiento rechazando la propuesta de Vox de instar al ministerio del Interior a dar al Govern los datos de delincuencia por nacionalidades.

El rechazo a la tesis de la ultraderecha se mostró de manera especial cuando la diputada de Vox, Idoia Ribas, salió a defender su enmienda, momento en el que los diputados del Pacto levantaron carteles con mensajes contra la violencia machista mirándola fijamente durante toda su intervención. En uno de ellos podía leerse: "Sois cómplices". La propuesta de la izquierda salió así adelante con el respaldo de todos los grupos salvo Vox, tras aceptar las enmiendas de adicción de PP, Cs y El Pi. El resultado, con 55 votos a favor y tres en contra, fue recibido con un fuerte aplauso por toda la Cámara balear con excepción de la ultraderecha.

Desde los partidos del Pacto, Joana Aina Campomar (Més) resaltó que "las mentiras también son violencia", en referencia a Vox. "Haremos frente al fascismo de la extrema derecha, ya sea cuando actúe a través de enmiendas o cuando ponga obstáculos a declaraciones institucionales", añadió.

"Mediocres 'vende patrias'"

Gloria Santiago, de Podemos, afirmó que entre "estas paredes" del Parlament están "mediocres 'vende patrias' que afirman con una masculinidad insegura y frágil que el feminismo es el odio hacia los hombres", cuando la violencia procede de ellos. "Estáis poniendo en peligro a vuestras hijas", dijo Santiago dirigiéndose a Vox para añadir que "las feministas también luchamos por ellas".

Marga Durán, del PP, también arremetió contra Vox. "No sé cómo podremos mirar a la cara a estas mujeres (a las víctimas de la violencia machista) cuando no somos capaces de aprobar por unanimidad un manifiesto, dijo la diputada popular. Patricia Guasp, de Ciudadanos, afirmó que "a las mujeres las matan por ser mujeres" y consideró "irresponsable querer quitar las ayudas a maltratadas". Lina Pons, de El Pi, incidió en las críticas unánimes a Vox.

En la Proposición aprobada, además de la condena a la violencia machista, se deja claro el rechazo de la Cámara balear a "cualquier iniciativa, campaña o planteamiento que contribuya a justificar la violencia de género o que promueva el cuestionamiento de las leyes de igualdad y contra la violencia machista, así como de las herramientas normativas de las que nos hemos dotado para combatirla", en clara referencia a Vox.

Antes del pleno, diputados y representantes institucionales encendieron en la sala de los Pasos Perdidos del Parlament 52 velas en recuerdo de cada una de las mujeres asesinadas por la violencia machista en lo que va de año en España, un acto que contó con la participación de Vox hasta que el presidente del Parlament, Vicenç Thomàs, comenzó a leer el manifiesto consensuado entre todos los grupos salvo la formación de ultraderecha. En esos momentos los representantes de Vox se marcharon de la sala. El manifiesto sustituía a la declaración institucional que impidió Vox y era la respuesta del resto de los partidos a la ruptura del consenso.

Presión de Vox a la prensa

El aislamiento a Vox no sentó bien al partido, ni tampoco las preguntas de los periodistas por su postura ante la violencia machista. Cuando la periodista María Llull, de ARA Balears, preguntó con insistencia en los pasillos del Parlament a la diputada Idoia Ribas, ante la falta de respuesta de la representante de Vox, la reacción fue en forma de presión. Nada más acabar las declaraciones, el líder balear de Vox, Jorge Campos, Ribas y Agustín Buades, asesor del partido de la ultraderecha, rodearon a la periodista pidiéndole explicaciones por sus preguntas con tensas recriminaciones por ello. El SPIB, sindicato de periodistas de Balears, mostró su respaldo a Llull dejando claro que "el derecho a repreguntar forma parte del trabajo" de los periodistas. "Las presiones no evitarán que sigamos trabajando", advirtió el sindicato.

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