"Nuestro cerebro está diseñado para comer en primer lugar fruta por su alto contenido en azúcares. El problema es que hemos sacado el azúcar de la fruta y se lo hemos puesto a todo. Por eso se ha hecho adicto a la comida basura, porque estimula más que la natural sus centros de placer", asienta Carlos Rodríguez-Navas, divulgador y coaching nutricional a disposición de todas aquellas personas que quieren mejorar su manera de alimentarse y autor del libro Aprende a comer en el siglo XXI.

Por eso, este especialista en nutrición humana y enfermedades metabólicas (investigó durante tres años junto a los doctores Mike Brown y Joseph Goldstein, premios Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre el mecanismo que regula el colesterol), recomienda por encima de todo dejar de consumir alimentos ultraprocesados y volver a los naturales, "a los alimentos reales", diferencia.

"Las comidas preparadas contienen mucho azúcar, lo hacen por marketing. Por eso hay que huir de ellas como de las bebidas azucaradas. El departamento de nutrición de Harvard estableció que una alimentación saludable debe estar formada al menos en un cincuenta por ciento por frutas y verduras. Y la otra mitad por proteínas aportadas por la carne, el pescado y los huevos, y por carbohidratos procedentes del pan y los cereales", completa su ecuación saludable.

Por ello Rodríguez-Navas declina hablar de alimentos que no se deben consumir por la noche. "Eso son mitos", subraya. "Lo que hay que hacer es al menos treinta minutos diarios de ejercicio moderado y gozar de bienestar emocional, no compensar con la comida otros problemas", diferencia este especialista sosteniendo que la obesidad mórbida debería ser tratada también por la Psiquiatría.

"Puedes mezclar casi todo", responde a la pregunta sobre cuáles son las combinaciones de alimentos más perjudiciales para nuestro organismo, "pero siempre sin sobrepasar la cantidad de calorías diarias acorde a nuestra actividad. Lo que sí es recomendable es cambiar todos los carbohidratos que ingerimos por carbohidratos integrales", aconseja.

"¿Un podio de los tres alimentos menos saludables? En primer lugar situaría a las patatillas y a todos los aperitivos de ese estilo. En segunda posición pondría los refrescos azucarados incluidos los light porque siguen siendo superdulces y siguen por tanto estimulando los mecanismos de placer del cerebro provocando que la comida sana no nos sepa a nada. Por último, la bollería industrial".

En el sentido contrario, coloca en el lugar más alto del podio "a la verdura en general y a la fruta. Las legumbres, base de la dieta mediterránea que ya no comemos ocuparía la segunda posición y el agua la tercera. ¡Hay que dejar de beber todo lo que no sea agua!", sugiere, drástico, para concluir.