P ¿La quiebra de Thomas Cook

R No. Es una señal de los tiempos que corren. Mucha aceleración sobre todo; se le llama neoliberalismo o financialización. Claro, hay quien se está rasgando las vestiduras, pero si mirásemos lo que está pasando en cualquier sector de la economía mundial, en los países más castigados por la crisis, encontraríamos mil casos de Thomas Cook con grandes empresas. El capitalismo mundial está en una fase muy senil y cada vez le cuesta más encontrar fórmulas para retomar la senda anterior, el ideal de los lobbys o el FMI y el Banco Mundial. Se van buscando estrategias, reducir costes con la deslocalización o con la fragmentación de la gran empresa en satélites buscando mecanismos que permitan la evasión fiscal, costes laborales más reducidos...

P ¿En ese contexto se abrió la filial en la isla?

R Thomas Cook y TUI se hacen enormes. Y se dibujó el mundo de la turoperación con dos grandes monstruos en situación de oligopolio y en un momento en el que coincidía con la quiebra de la UE, ligada al ladrillo y los mecanismos financieros. El turismo se establecía como una plataforma de salvación del capital. Cuando necesitan un plan de rescate, sus cotizaciones empiezan a caer y aparecen los grandes fondos de inversión, como BlackRock o Vanguard, los auténticos amos del capital, que van entrando en todo el entramado empresarial mundial. Controlan el 40% de todas las empresas del mundo cotizadas y son los principales propietarios de las empresas españolas.

P Los grandes tenedores de hoteles y de viviendas.

R Buscan saldos que les puedan servir para movilizar capital. En el caso de los activos inmobiliarios tenemos otros protagonistas, los REIT (Real Estate Investment Trust), en EE UU, para la compra de inmuebles (solares, infraestructuras de transporte, hoteles, oficinas, centros comerciales y equipamientos públicos). Se están convirtiendo en los grandes caseros. Y no sería descabellado pensar que con las progresivas privatizaciones de lo que queda de estructura empresarial pública (Aena, Renfe, Puertos del Estado) en el momento que se abra la caja entren esos grandes capitales.

P ¿Qué pasará con las deudas dejadas porThomas Cook?

R Es una telaraña muy tupida. Cuando crees que has llegado a una parte que te llevará a la información que necesitas, te encuentras que se te abren mil puertas más. Es otra característica del capital en el siglo XXI: cuando vas a buscar responsabilidades, no hay nadie detrás. Se puede intuir que la deuda de los impagos tampoco será tan elevada. Y el vacío que deja queda cubierto asumiéndolo otros actores. Desde que estalló la crisis hasta ahora, los hoteleros han duplicado sus beneficios y los ingresos por habitación se han disparado.

P ¿El transporte aéreo se ha democratizado?

R Para un 2% de la población mundial. Ha beneficiado a las grandes corporaciones. Los viajes muy cortos no sé si nos aportan mucho a nivel de aprendizaje, experiencia vital, relaciones sociales. A nivel económico las ciudades se han precarizado cada vez más. Las europeas están abiertas 24 horas 365 días al año gracias a trabajos basura, compitiendo a ver quién se traía la mayor parte del pastel invirtiendo en campañas de marketing urbano, con subvenciones a compañías de bajo coste, etc. Esa vida low cost nos ha empobrecido como sociedad, aunque se nos ha vendido como una democratización.

P Más turistas, estancias cortas y mayor gasto. ¿Vamos bien?

R Un modelo de éxito, les ha ido muy bien a unos. Como sociedad hay muchos más claroscuros y el problema es nuestra incapacidad de pensar críticamente. Con ese discurso de que va bien y es lo que nos da de comer hemos ocultado pensar otras formas de organizar nuestras vidas. La desaparición de las islas es más fácil de imaginar que la sustitución de la actividad turística. El turismo que tenemos tiene cien años de historia, poco, ha habido otras formas de organizarse.

P ¿Calidad en lugar de cantidad es un mejor camino?

R Ese mantra se hace como una estrategia de marketing. Queda mal decir que nos interesa el turismo de borrachera, pero esta máquina de crecimiento económico no puede prescindir de ningún segmento. Sin él, la economía balear se hundiría. Ese discurso sirve para invocar buenas intenciones, abrir fronteras de mercantilización turística y megacomplejos como el de Canyamel. Cuando creíamos que eran cosas del franquismo, vemos cómo en Andratx todo continúa igual con la excusa del lujo. Hay una cierta demonización de la clase obrera cuando hablamos de turismo de borrachera.

P Otro mantra: el turismo sostenible.

R Aparece en la formulación de la ley del Impuesto del Turismo Sostenible. Nadie te dirá lo mismo. Es su gran éxito. Es un velo para tapar todo lo demás. ¿Qué es lo que hay que sostener? Han aparecido miles de publicaciones, para hablar de un mundo del país de las maravillas, cuando el turismo existente está a años luz de lo que podría ser cualquier cosa sostenible, aquí en Balears con esa dependencia de los combustibles fósiles. Se han hecho inversiones brutales en la configuración del sistema eléctrico que nos condenan, cuando el papel de las energías renovables es insultante. He intentado saber qué porcentaje de la electricidad del sector turístico procede de renovables, imposible saberlo. Si fuese elevado, lo publicitarían.

P Precisamente publicitan los programas de responsabilidad social.

R En esos informes te encuentras palabras vacías, con buenas intenciones. Hay que tener mucho estómago para leerlos.

P ¿Cómo evalúa nuestra política turística?

R Uf. Creo que estamos en un momento de pax turística. Ha habido un acuerdo entre las élites, se ha intentado contentar a los grandes y un poco a los medianos mediante una doble estrategia. Por un lado, renovación, ampliación y legalización de muchos hoteles en la isla. Por otro lado, teníamos una norma que restringía la mercantilización turística de las viviendas, con cierto consenso social, sin entrar en pisos y con presiones de municipios, como Pollença. Y cuando aparece Airbnb nos encontramos con una sociedad desbordada: todo es turístico. Es un auténtico caos. ¿Qué pasará cuando estalle la crisis? Azotará a la actividad turística.

P Carmen Riu

R No. Llevan años en esto, saben lo que les puede ocurrir. Si funciona como la economía del Far West, esa ausencia de límites que tanto les gusta proclamar de pronto se les vuelve en contra. Están viendo cómo sin límites no hay futuro para ellos.

P ¿Con las segundas generaciones de los grandes del turismo hay esperanza para cambiar el modelo?

R No, las segundas generaciones están más formadas que las primeras y en escuelas de negocios totalmente adoctrinadas. Conocen las herramientas financieras cada vez más complejas del pensamiento global. El turismo es una cuestión política y debe ser sujeta a debate público para buscar alternativas y soluciones.

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